La Agrupación Canarias toma el relevo en Split
El grueso de la Agrupación Canarias, compuesta por 563 hombres, que sustituye a la Agrupación Málaga, se encuentra ya en territorio de la antigua Yugoslavia. Su llegada coincide con los peores combates en Bosnia central entre milicias croatas y tropas musulmanas. "Nosotros estamos alejados de la zona de peligro", dice uno de los mandos. Sin embargo, en Jablanica, cerca del puesto más avanzado del destacamento español, las comunicaciones están completamente cortadas. Un carro de combate croata sirve para reforzar la autoridad del puesto. La tensión allí es grande."Los que llegan tienen el camino allanado", dice un oficial español. "Nosotros pasamos muchas semanas buscando casa, donde levantar los campamentos y asentando las relaciones con los dos bandos", añade. "Aquí todo es atípico", asegura un comandante del destacamento, "es muy complicado trabajar", dice sin ocultar cierta satisfacción por ello.
Pese a las noticias que llegan de la zona, ninguno de los soldados que acaban de pisar suelo ex yugoslavo dice sentir miedo. Bajaron del barco de transporte Castilla sin boato, vestidos con traje de camuflaje, con la boina azul y la insignia de las Naciones Unidas ladeada, sin guardar uniformidad y con el Cetme ligero colgado a la espalda.
Abajo, en los destartalados muelles de Split, entre grúas oxidadas y rieles retorcidos, les esperaba una compañía de sonrientes veteranos que pronto marcharán a casa y una fila blanca de camiones Pegaso con la bandera de España pegada en un extremo. "Lo peor de estos seis meses", dicen los soldados que regresarán el próximo viernes a España, "ha sido el frío".
Sencilla ceremonia
Una sencilla ceremonia de presentación de guiones y banderas, alejada de la pomposidad habitual de los desfiles militares, sirvió para dar el relevo oficial. Los coroneles Francisco Javier Zorzo y Ángel Morales -jefes respectivamente de las Agrupaciones Málaga y Canarias- se fundieron en un intenso y emocionado abrazo. Era la orden indirecta de "rompan filas".
Entonces surgieron como hongos los corros de cuchicheo entre los recién llegados y. los bisabuelos de la operación de paz. "A veces se pasa miedo", le decía un soldado de la Brigada de Caballería a otro de los recién llegados.
"De mujeres, mal", confesaba un legionario. "¡Es que son muy raras! Y con el idioma que hablan aquí es imposible", se justifica otro. Un tercero hablaba de oídas, pero con envidia, de unos paracaidistas que habían dejado llorando a tres chiquillas cerca de Jablanica.
Algunos aprovecharon la emoción del momento para sacar la cámara y hacer fotos. Arriba, desde el puente del Castilla los marineros no pararon de acumular recuerdos en sus cámaras de vídeo. Todos hacían un poco de historia.
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