Estancadas las negociaciones entre México y EE UU sobre el TLC

Estados Unidos reconoció el jueves en la capital mexicana que las negociaciones complementarias al Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte se encuentran estancadas al existir diferencias de criterio con México sobre aspectos ya sellados que, como la protección del medio ambiente mexicano y los derechos de los trabajadores norteamericanos, no están sin embargo suficientemente garantizados.El TLC, firmado con prisas el pasado verano por la anterior Administración norteamericana, fue detenido en su proceso por el presidente Bill Clinton.

Éste impuso como condición para su definitiva aprobación por el Congreso de su país y su posterior firma renegociar de forma complementaria varios aspectos que, a su juicio, perjudican los intereses de Estados Unidos, provocándole algunas desventajas comerciales.

Estos aspectos son los siguientes: Mejorar la protección medioambiental mexicana, que desde EE UU se considera deficiente; garantizar el empleo a los trabajadores norteamericanos ante la mano de obra barata de México, y crear mecanismos para proteger a las industrias estadounidenses de un posible aumento de las importaciones.

México fue sede durante tres días y hasta el jueves de la tercera ronda de negociaciones para tratar de adecuar el TLC a las exigencias norteamericanas pero, como ocurriera en otros dos encuentros recientemente celebrados en EE UU y Canadá, no se limaron diferencias.

La parte canadiense, que no sale tan afectada por el acuerdo ya logrado, se mostró reconciliadora y dio a entender que el problema está entre México y EE UU.

Rufus Yerxa, negociador norteamericano, llegó a insinuar al término de esta negociación en México que EE UU está preparado para cualquier eventualidad, en alusión a una hipotética retirada de su país si no son aceptadas sus propuestas. Pero también advirtió que las negociaciones no deben ser entendidas como un fracaso porque al menos se han logrado algunos progresos.

Caso de una hipotética retirada estadounidense, el TLC no se aprobaría tal como se pretende el 1 de enero de 1994 y México se vería obligado a reacondicionar su política de modernización económica, acomodada a este calendario y a los beneficios inmediatos que le lloverían del acuerdo al ser el socio más modesto de los tres países que integrarán lo que se proyecta como el mayor mercado común del mundo.