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Hohenzollern, marca registrada

La familia imperial alemana inscribe su apellido para usarlo comercialmente y evitar fraudes

En lo alto de la montaña se yergue el castillo. Tres puentes levadizos lo han protegido durante siglos de los intrusos. últimamente, el sistema defensivo no funciona. Cada vez se infiltra más gente de condición humilde, con medios civiles, pero efectivos: adopción, boda, contratos notariales para aprobación del uso del nombre. Suelen encontrar colaboradores entre las filas de la familia, entre parientes empobrecidos cuyo nombre todavía hoy día promete esplendor, gloria y ganancias: Hohenzollern.La estirpe, cuya sede central es el castillo sobre Hechingen en la Schäbische Alb (Alemania), engendró a emperadores y reyes como el rey de Prusia Federico II y el káiser Guillermo II. Hoy día, gente dudosa se enriquece a costa de la casa: especuladores e insolventes, estafadores, incluso la desnudez de una modelo y una rubia marchita de la jet-set.

Ha llegado el momento de poner fin a esta situación. El príncipe heredero Karl Friedrich von Hohenzollern, de 40 años, heredero al trono por la línea suabia de la casa y máxima figura de la principesca corte, ha registrado el nombre como si fuera una marca al estilo de Maggi o Persil.

El primer producto de la casa se presentó la semana pasada: un surtido de vino y champaña. Le seguirán chocolate y bombones, moda femenina y masculina, colonia y espuma de afeitar, consultoría de patrimonio y correduría de bolsa.

Así, la estirpe de los suabios, cuya cabeza es el nieto del emperador y jefe de tribu de Prusia, Louis Ferdinand, de 85 años, es la primera familia feudal que se registra como marca.

El nuevo derecho alemán de apellidos, según el cual también los hombres pueden adoptar el de la mujer, fomenta la galopante inflación nobiliaria. Albrecht von dem. Borne, gerente de la confederación de asociaciones nobiliarias alemanas, se queja: "No tenemos control de todos esos nuevos condes que trasiegan por ahí".

Los afamados Hohenzollern tuvieron que contemplar indefensos cómo tina banda criminal que utilizaba el noble título estafaba millones mediante opciones de compra falsificadas. En Bremen, un estafador con antecedentes llevaba negocios inmobiliarios; en Zúrich se fundaron dudosas sociedades anónimas y se vendieron raros vinos y antigüedudes, todo con el escudo Hohenzollern.

La causa fue casi siempre el príncipe Emanuel Joseph von Hohenzollern, de 64 años, que es calificado como el "príncipe más pobre de Alernania", con unos ingresos diarios de unas 125 pesetas. Se alimenta sobre todo de cerveza enlatada y de vender su nombre.

También de su retoño todos desean sólo el título: es el príncipe Carl Alexander, de 22 años, llamado por la prensa amarilla "el imbécil cachondo". Sufre de debilidad en lo que se refiere a lectura y escritura y de una atracción indiscriminada por las damas trepadoras.

Pero ahora, con su incursión en el mercado, el clan quiere evitar que "tipos dudosos" sigan engordando su cuenta corriente a costa de los Hohenzollern. El príncipe y empresario ha desarrollado un marketing para la marca nobiliaria. Con el nombre quiere vender un estilo "noble" de vida. "Suum cuique" es el eslogan publicitario: "A cada uno Io suyo".

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