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AIá es grande en Albania

Pese al auge islámico, Tirana prefiere la vía de Turquía y la OTAN

"Alá akbar, Alá akbar". Los niños de la escuela musulmana de Tirana, financiada por una fundación kuwaití, entonaban cánticos y letanías en su esfuerzo por transmitir fervor religioso a unos centenares de curiosos que se habían congregado en la plaza central de Tirana, junto a la única mezquita que el fanatismo antirreligioso del régimen comunista de Enver Hoxha dejó en pie en la capital.

Tras cinco décadas de ser oficialmente un Estado ateo que había demostrado la no existencia de Dios, Albania celebró este año por primera vez como fiesta oficial el Bajram, el día en que concluye el mes del Ramadán. El 25 de abril visitará Albania el Papa. Aunque con. sólo un 10% de católicos, frente a un 20% de ortodoxos y un 70% de musulmanes, los albaneses parecen ilusionados con la visita, aunque sólo sea como revancha por el fanatismo antirreligioso que hubieron de soportar bajo Enver Hoxha y Ramiz Alia, El Papa se alojará en la nueva nunciatura -otra ironía-, hasta hace poco Embajada de Cuba.La población musulmana demostró el día del Bajram que, aunque el sentimiento religioso aumenta, los rigores fundamentalistas no atraen a este pueblo que acaba de salir de un rigor inimaginable para quien no lo haya sufrido. A las seis de la mañana, más de 25.000 personas se dieron cita en el parque de Namasija para la oración. Pero los niños y niñas, éstas cubiertas con chadores verdes, entonando cánticos en riguroso orden frente a la sala de congresos, evocaban demasiado los actos de los pioneros para mayor gloria del sabio líder Enver.

Kuwait, Arabia Saudí y fundaciones islámicas egipcias y otras no parecen tener éxito al disputar las almas de los musulmanes albaneses a la opción laica y atlantista, cuyo máximo representante aquí es Turquía. Hay quien temió por ésta cuando el presidente albanés, Sali Berisha, integró a Albania en la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) "sin consultar al Parlamento y sin sacarles un dólar", censura la oposición.

Gobierno y oposición se declaran europeístas y atlantistas. Atlantistas se declaran los albaneses ante todo por el miedo cerval a una guerra contra Serbia, en caso de que Belgrado lance una operación violenta de limpieza étnica contra la vecina Kosovo, habitada en un 90% por albaneses. Berisha ha dejado claro que esto supondría la guerra, pero tampoco oculta que Albania no tiene con qué defenderse.

Paranoia defensiva

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Tras cinco décadas de una paranoica política de defensa nacional que hizo construir 700.000 bunkers y a poner pinchos sobre los postes que sujetan las vides para "matar a paracaidistas invasores", Albania no tiene sino un miserable armamento chino y soviético de los años cuarenta y cincuenta y un Ejército que apenas come una vez al día.

Tirana deposita sus esperanzas en Turquía y en la OTAN. Ankara está formando ya cadetes del Ejército, y su ayuda alimentaria y financiera es constante. Se han abierto vuelos directos entre Tirana e Istambul, un destructor turco ha visitado ya Durres y, aunque nadie lo confirma en Ankara, también pueden haber llegado las primeras armas. Centenares de miles de turcos tienen sus orígenes en Albania, y la madre del fundador de la Turquía moderna, Keinal Ataturk, era albanesa.

La OTAN, interesada en el excelente estuario de VIore para su Flota, ha iniciado una colaboración de su Marina de guerra con Albania que no tiene precedentes en la historia de las relaciones de la organización atlántica con un país no miembro. La opción europeísta de Albania se debe a que ve en Europa su única salida del lodazal de miseria en que la dejó el marxismo-leninismo-estalinismo y porque el país vive exclusivamente de las ayudas de la CE y del dinero que envían a casa sus 450.000 refugiados en el extranjero.

Con cerca del 50% de la población laboral en paro, una renta anual oficial per cápita de 400 dólares (44.000 pesetas), similar a la de paupérrimos países africanos, y la industria parada, los albaneses urbanos se esfuerzan por conseguir salarios de 250 pesetas al día. Los precios, liberalizados, se dispararon el 700% en dos años.

La educación se ha colapsado fuera de las grandes ciudades. Con la población más joven de Europa, centenares de miles de niños se pasan el día mendigando en las carreteras o tirados en los campos sin pisar una clase. Albania corre el peligro de tener, después de generaciones crecidas bajo el comunismo, unas generaciones ignorantes y aún más asilvestradas.

Sin embargo, un año después de la llegada al poder del Partido Democrático, éste sí puede reivindicar con razón para sí un éxito vital: la normalización del país con la restauración del orden público. La policía ha logrado reprimir el crimen a los niveles de los últimos 10 años del régimen comunista.

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