Inquietud española ante las reservas neogaullistas en la construcción europea

El Gobierno español teme que la victoria del centro-derecha en las elecciones legislativas francesas merme el impulso de Francia a la construcción europea. Confía, sin embargo, en que la rama liberal de los vencedores, encabezada por el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing, edulcore las reticencias hacia la Comunidad Europea (CE) del sector que capitanean Charles Pasqua y Philippe Seguin en el seno de la neogaullista Agrupación para la República (RPR).

En los círculos gubernamentales españoles se vean con buenos ojos los recientes indicios, como la creación de una red diplomática paralela, de que el presidente de la República, el socialista FranQois Mitterrand, tiene la intención de conservar las riendas de la política exterior de Francia y mantener su orientación proeuropea.A corto plazo, sin embargo, sí preocupa en Madrid que, en sintonía con sus declaraciones durante la campaña, los nuevos gobernantes franceses adopten frente a Estados Unidos, en la negociación del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), una actitud más beligerante. Provocarían así una crisis que dividiría a la CE enfrentando a Francia y Alemania, y amenazaría al Sistema Monetario Europeo.

En la cúpula gubernamental española, estas reflexiones sólo se hacen en privado. En público, los socialistas españoles se abstienen de hacer comentarios, e incluso, a diferencia del Partido Popular, los dirigentes del PSOE no tuvieron participación alguna en la campaña electoral de sus correligionarios franceses.

Aunque Francia es el principal socio comercial de España y la diplomacia española considera a París como su mejor aliado en el seno de la. CE, la relación entre los Ministerios de Exteriores de ambos países es algo menos estrecha desde que, en junio, el anglófilo Javier Solana sustituyó a Francisco Fernández Ordóñez al frente de esa cartera.

En materia de cooperación antiterrorista, el Ministerio del Interior español recuerda que fueron a mitad de la década pasada dos ministros de derechas, Charles Pasqua y Robert Pandreau, los que impulsaron la colaboración con España hasta un nivel inalcanzado por sus predecesores socialistas, Gaston Deferre y Pierre Joxe.