De Klerk reconoce que Suráfrica ha fabricado seis bombas atómicas
El presidente Frederik W. de Klerk anunció ayer en el Parlamento que África del Sur fabricó entre 1974 y, 1989 seis bombas atómicas, pero que las desmontó en 1990. El anuncio del presidente no sorprendió a una nación que estaba más pendiente de las medidas que De Klerk piensa adoptar para poner coto a la violencia que sacude al país y, muy en particular, a la que en las últimas semanas está afectando a los blancos, que viven aterrados por el temor a que los asesinatos de éstos por negros se conviertan en una oleada imparable.
De Klerk manifestó ante una sesión del Parlamento convocado inesperadamante y con urgencia que el país ya había fabricado seis bombas antes de que él llegara al poder en 1989, pero que fueron desmanteladas al año siguiente. Según el presidente, la capacidad nuclear surafricana era limitada: "África del Sur nunca ha puesto en marcha un programa perfeccionado para fabricar armas termonucleares. La intención no era utilizar nunca las bombas y su objetivo, desde el principio, era disuasorio".Con independencia de la relativa sorpresa de este anuncio, lo que más esperaban los parlamentarios y los ciudadanos era oír qué medidas piensa adoptar el Gobierno para hacer frente a la violencia que tiene a los surafricanos sometidos a una tensión cada ver menos soportable.
El presidente surafricano manifestó que se va a movilizar a los reservistas del Ejército para re.. forzar a la policía en la lucha contra "la bárbara" violencia política, que llega a incluir el asesinato de colegiales, y dijo que encontrar una solución a esta crisis deberá ser el primer objetivo de las conversaciones multipartidistas que se van a celebrar a partir del 1 de abril.
De Klerk, notablemente indignado, dijo que los reservistas serán movilizados para incrementar sustancialmente el número de efectivos para "un plan de acción" cuyas líneas generales no reveló, pero cuyo objetivo es pacificar las zonas conflictivas del país, en especial la provincia de Natal y las áreas que rodean a Johanesburgo y Pretoria.
El presidente surafricano también se propone pedir al Parlamento que autorice la aplicación de la pena capital, que él suspendió en febrero de 1990. Diversos grupos de negros -presuntamente comandos del Ejército de Liberación del Pueblo Azanio (APLA), el brazo armado del legal Congreso Panafricanista (PAC), que se supone tiene sus bases en el homeland de Transkei- han matado a 10 blancos desde el pasado mes de diciembre en ataques contra un club, un restaurante, una granja y contra personas que se desplazaban a sus puestos de trabajo o a colegios, como los dos niños asesinados el pasado fin de semana al sur de la ciudad de Johanesburgo.
Hasta hoy, el PAC se ha abstenido de comentar o asumir cualquier responsabilidad por los ataques contra blancos cometidos por miembros del APLA. Un portavoz del PAC aseguró que ellos no tenían ningún control sobre el APLA. Para el presidente De Klerk "el PAC no puede escapar a sus conexiones con el APLA. Hay vínculos directos entre ambos, y nosotros creemos que el PAC es responsable de todo lo que hace el PAC". En las últimas 24 horas, 18 miembros del APLA fueron detenidos y estaban siendo interrogados, aseguró el presidente surafricano.
La suma de la motivación política a la cada vez mayor presión de los delincuentes tiene a los blancos surafricanos aterrados. Unidades de policías y soldados protegen ya los transportes escolares en toda la zona de Johanesburgo y el líder ultradrechista Eugene Terre'Blanche ha dicho que sus hombres han preparado comandos de represalia.
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