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Bruselas da hoy luz verde a Noruega, el candidato menos favorable a la CE

Lluís Bassets

La Comisión Europea dará a conocer hoy su dictamen favorable a las negociaciones de adhesión de Noruega a la Comunidad Europea (CE) y propondrá la apertura de conversaciones para el 5 de abril. Con Noruega se cierra el grupo de los cuatro países candidatos a la nueva ampliación, que proporcionarán a la CE un 50% más de territorio, sólo un 7% más de población y, en los cuatro casos (Austria, Finlandia, Suecia y Noruega), contribuciones netas a los presupuestos.

La opinión noruega, sin embargo, se cuenta entre las más reticentes ante Bruselas y ya en 1972 rechazó por amplia mayoría la incorporación. El último sondeo, del pasado domingo, no ofrece dudas. Un 39% de los ciudadanos rechazaría la adhesión si se votara ahora. Un 28% daría su voto afirmativo, y un 32% no sabe qué haría.El Gobierno socialdemócrata de Gro Harlem Brundtland hace, sin embargo, una lectura optimista de la encuesta: bajan los partidarios del no (en cuatro puntos), sólo bajan un unto los partidarios del sí y aumentan los indecisos (también en cuatro puntos). Su tarea será ahora convencer a éstos, aunque el equipo de Brundúand confía en que sean precisamente los éxitos obtenidos en la negociación los que proporcionen argumentos a los ciudadanos.

La realidad de Noruega es bien clara: se trata de un país con una economía enormemente imbricada con las de su entorno comunitario. El petróleo, los barcos y la pesca, que constituyen los tres símbolos de su identidad, no sobrevivirían en una economía cerrada. El 80% del petróleo va a los países del actual Espacio Económico Europeo (CE más la Asociación Europea de Libre Comercio). El 60% de su tráfico marítimo tiene como origen o destino un país de la CE. La mitad del pescado noruego se lo comen los ciudadanos comunitarios.

Pero si países como Portugal, Grecia o España presentaron sus candidaturas a la CE con auténtica vocación e ilusión comunitarias, los noruegos más europeístas, en cambio, argumentan la adhesión en términos fatalistas o (le mal menor. "Ya no podemos; seguir diciendo a los votantes noruegos, a menos que sea a costa de nuestra credibilidad, que podemos resolver nuestros problemas mediante decisiones tomadas sólo en Noruega", dijo la primera ministra en su discurso de presentación de la candidatura ante el Parlamento.

Seguridad europea

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Existe la sensación de que la propia pertenencia a la OTAN, de la que Noruega es fundadora, puede quedar devaluada si el país no se incorpora a la CE. "Es el único camino que tenemos para participar plenamente en la cooperación europea en política exterior y de seguridad", explica la primera ministra. Naturalmente, este europeísmo condicionado y, en el fondo algo circunstancial puede desgastarse a poco que siga la crisis de la CE y quede demostrada su debilidad y su escaso protagonismo en política exterior.

Noruega deberá realizar un referéndum, el sexto en su historia, para ratificar su adhesión. Las exigencias noruegas para la negociación plantean más dificultades emotivas que técnicas. La defensa de la pesca de la ballena, el mantenimiento de los caladeros de pesca: como un coto cerrado y la continuación del monopolio del Estado sobre el alcohol son las cuestiones más sensibles.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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