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Joaquin Leguina llevará hasta Japón un miniséquito de dos altos cargos

Juan Carlos Sanz

Si la austeridad impresiona a los japoneses, el presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, tiene el éxito garantizado en su viaje. Leguina casi se va solo a Japón, con su consejero de Economía, José Luis Fernández Noriega, y el responsable de negocios en el exterior, Rufino Orce. El presidente de la patronal madrileña CEIM, Fernando Fernández Tapias, también se apunta a la visita, pero se paga el billete de su bolsillo.

Aunque se llegó a barajar que los consejeros de Hacienda, Ramón Espinar, y de Educación y Cultura, Jaime Lissavetzky, acompañarían al presidente para firmar sendos acuerdos con la banca japonesa y con entidades de investigación y tecnología, Leguina ha debido de pensar que su rúbrica también sirve.Al margen de alguna que otra salida para participar en las reuniones de la Asamblea Europea de las Regiones, Leguina no viaja al extranjero con carácter oficial desde el otoño de 1990, cuando acudió a una exposición de empresas madrileñas en París.

Ahora, desde el día 10 hasta el 16 del próximo abril, una sucinta delegación madrileña celebrará un seminario con empresarios japoneses. Leguina también visitará obras públicas con el gobernador de Tokio y se acercará al parque tecnológico de Kansai, inspiración del campus científico proyectado en Alcalá de Henares. Luego cogerá el tren bala para buscar más inversores en Osaka.

En su agenda tiene registrada la firma de convenios de comercio exterior y de servicios financieros, y alguna entrevista con responsables políticos. A menos de un mes del viaje, aún no está cerrada la visita al Ministerio de Industria japonés, ni queda claro que vaya a concederle audiencia el príncipe heredero.

Viaje económico

La Comunidad le ha organizado un viaje de marcado contenido económico, pero el protocolo oficial se ha dejado en manos de la Embajada española en Tokio. Leguina va fundamentalmente a animar a los empresarios japoneses a que inviertan en Madrid e importen productos de la Comunidad. "Lo que buscamos en el fondo es una inversión de alcance internacional, de los que aparecen en la portada de los periódicos económicos", desvela un alto cargo del Gobierno regional.Pero Leguina no quiere hacer alardes viajeros. Está previsto que el presidente explique al detalle los gastos y los objetivos de la visita antes de subir al avión. Por ejemplo, como el vuelo directo Madrid-Tokio cuesta -en primera clase- unas 800.000 pesetas, la delegación viajará vía Londres para acogerse a una tarifa más económica. "Otros fletan un Boeing o se van en reactor privado", destaca un organizador de la visita oficial a Japón, al referirse a las visitas de otras comunidades autónomas.

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La Comunidad quiere romper en el Lejano Oriente con el "perfil distorsionado que ofrece Madrid en el exterior", donde se la encasilla como ciudad para la cultura y el ocio, pero no para la industria y la investigación. "No se ha vendido bien la imagen de Madrid", admiten en el Gobierno regional. Pero en la comunidad, donde son conocidas razones como Nissan Motor Ibérica o Ebro Kubota, ya hay 87 empresas japonesas instaladas, 14 de ellas con centros de producción propios. Dos millares de japoneses viven en la región. El grupo farmacéutico Sihonugui se comprometió hace seis meses ainvertir 10.000 millones en su nueva planta de Madrid. Al final se trata de recojer el trabajo de siembra de las reuniones con empresarios japoneses organizados por el Instituto Madrileño de Desarrollo, desde 1988.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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