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La confesión del 'cajero' democristiano en Nápoles pone en vilo al gran partido italiano

Alfredo Vito, un funcionario democristiano que era ya famoso porque sus éxitos electorales resultaban desproporcionados con la modestia de su figura, se ha ganado las primeras páginas de los periódicos italianos al confesar: "He sido el recolector en Nápoles de las comisiones ilegales para la Democracia Cristiana [DC]". Las declaraciones del diputado ante los magistrados de la capital campana han puesto en vilo a muchas personalidades de su partido oriundas de Nápoles, y que conservan en la gran metrópolis del sur las bases de su fuerza política.

Antonio Gava, líder del gran centro democristiano; Ciriaco De Mita, el dirigente de la izquierda democristiana, que es de Avellino, ciudad próxima a Nápoles; Vicenzo Scotti, ex ministro de Asuntos Exteriores que renunció a ese cargo porque prefirió seguir en la dirección de la DC, y Paolo Cirino Pomicino, fiel de Giullo Andreotti y ex ministro del Tesoro que fue calificado de "analfabeto" por Francesco Cossiga cuando éste era presidente de la República, son algunos de los napolitanos claves en el partido que heredó el poder del reino borbónico sobre todo el territorio que va de Nápoles a Sicilia.

Hay napolitanos ilustres en todos los demás grupos políticos, lo cual no tiene nada de extraño al ser Nápoles la ciudad más poblada de Italia y la depositaria de un genio de imaginación y teatralidad, que cultiva la palabra como un don y sobrevive a la degradación de la historia. Porque Nápoles es hoy, sobre todo, sinónimo de corrupción política y de parálisis administrativa, del consiguiente caos urbano y de una vitalidad expuesta a la ley de la selva.

Sin embargo, la olla napolitana ha permanecido bien cerrada mientras Milán dejaba de ser el símbolo de la modernidad italiana para convertirse en Tangentópolis, la capital de la simbiosis entre los negocios sucios y la política deshonesta. Una razón probable del hermetismo napolitano es la presencia en sus estructuras de poder de la Camorra, con su capacidad para mantener la ley del silencio. También se piensa que la Mafia es la causa de que los jueces Palermo no hayan recibido todavía noticias del pago de comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de alguna obra pública.

Por otro lado, el jefe del Gobierno italiano, Giuliano Amato, se mostró ayer partidario de no celebrar comicios inmediatamente después de que se reformen las leyes electorales, "ya que se presentarían los viejos partidos, bien organizados y viejos jugadores, que solo presentarían las cartas cambiadas". Y añadió: "Por ello, creo que hay que dar tiempo a las nuevas hornadas a organizarse con las nuevas reglas y así distinguir entre tanto viejo travestido de nuevo".

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