El atentado de Calcuta hace temer un rebrote de la violencia religiosa en la India
La violencia ha vuelto a sacudir a la India, cuyo Gobierno teme un nuevo estallido de los enfrentamientos religiosos. En esta ocasión, el escenario ha sido la ciudad de Calcuta, donde una potente bomba acabó en la medianoche del martes (hora local) con la vida de 60 personas. La explosión hundió dos céntricos edificios de apartamentos. Los equipos de rescate seguían ayer buscando cadáveres entre los escombros.
Cuatro días antes, una cadena de atentados mató a casi 300 personas en Bombay. El clima de inseguridad que se ha generado hace temer un rebrote de violencia entre hindúes y musulmanes, como el que arrasó el país en diciembre y enero. En esos dos meses murieron 2.000 personas. La policía cree que la explosión de Calcuta no estaba planeada, debido a la hora en que se produjo. Según esta hipótesis, fue la manipulación de material explosivo, almacenado en los edificios "con fines terroristas", la que causó el siniestro. Los propietarios de los bloques de apartamentos, dos musulmanes, han sido detenidos.
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