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Flamenco en la imitimidad

La Carcelera va a cerrar, si el Tribunal Constitucional, en última instancia, no lo remedia.Yo no sé si este tribunal es el que debe impedir que se cometa un nuevo atentado a la cultura española, amparando, derechos fundamentales presuntamente violentados en la sentencia, que puede ser definitiva.. Sí sé que, en caso de que todo se pierda, algún organismo de la cultura -¿nacional?, ¿local?- debería ofrecer una alternativa para que no desaparezca de la vida madrileña una asociación ya con 20 años de historia. Historia intensa, importante pese a la humildad y la precariedad de medios con que por lo general ha venido siendo realizada.

Una vez más, parece que el flamenco vuelve a ser víctima de esa creencia, generalizada entre quienes no conocen este arte, de que es cosa de taberna, mal vino y gente de dudosa! costumbres.

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Amenaza de cierre contra La Carcelera

La sentencia que decreta este final no glorioso se basa, en gran parte, en presunciones deducidas de tal' leyenda. No refiere ni un solo hecho de altercados, destemplanzas o bullicio realmente perturbadores. Quienes frecuentamos el local sabemos que allí está prohibido aplaudir y que no se sirven bebidas alcohólicas de elevada graduación.

El flamenco ha tenido siempre en Madrid una acogida cordial, respetuosa y estimulante. Y La Carcelera, con sus dos décadas de existencia, es, corto mucho, la más antigua institución del flamenco en Madrid.

Durante tan dilatado periodo de tiempo, jamás faltó a sus citas de los sábados con el recital de cante y guitarra. Sin megafonía, sin aplausos, sin gritos: el flamenco se oficia entre sus paredes en absoluta intimidad, como era en las reuniones de cabales de tiempos pasados.

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Sería muy triste que todo esto finalizara en un vulgarlanzamiento inmobiliario.

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