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"La democracia peligra en Italia"

Leoluca Orlando, presidente de La Rete, inició ayer en Madrid una breve visita a España, organizada por la Asociación de Derechos Humanos, que le lleva también a Barcelona. De la experiencia italiana saca una idea clara: "España debe reflexionar mucho sobre lo que está pasando en mi país. Hay que evitar que la corrupción personal se convierta en un hecho político", afirma. "En Italia, la corrupción se ha transformado en un bloque social que se defiende a muerte" añade.Pregunta. Se habla de la existencia de un compló en la lucha contra la corrupción...

Respuesta. Cuando un sistema se hunde, se habla de compló por todas partes. Hoy, Craxi, Andreotti, Martelli y,Gava hablan de compló, exactamente como Honecker, como Marcos o como Ceausescu. El orden salido de Yalta no se ha dado cuenta de que el mundo ha cambiado en el Este y en el. Oeste. Que se ha acabado el tiempo de la vieja impunidad. Durante los últimos 45 años, Italia ha vivido una economía, una política y una moral de guerra. fría, incluso una justicia de guerra fría. Caído el muro de Berlín, ya no se pueden esconder determinados comportamientos ¡legítimos con la excusa de la situación internacional.

P. Esta tesis la mantiene también Umberto Eco...

R. Los intelectuales y millones de ciudadanos italianos quieren cambiar. En lugar de hablar de compló, habría que decir que los conspiradores son los que no quieren cambiar, olvidando que en democracia los electores son los que dec¡den quiénes deben quedarse o quién queda fuera. La gran lección de los comicios de hace un año es que ahora el consenso es libre. En los tiempos de grandes cambios, como ahora, lo renovador es la ruptura, la verdadera subversión es el inmovilismo.

P. ¿Cuál es el camino a seguir para ese cambio?

R. Lo primero que hay que hacer es abolir la inmunidad parlamentaria, que es todo un monumento a la impunidad. Tiene además un valor de símbolo, una manera de decir que ya no es posible, en nombre de la guerra fría, cometer delitos que queden sin castigo.

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P. Dicen que es necesaria una nueva ley electoral para combatir la corrupción...

R. El actual Parlamento jamás abolirá la inmunidad parlamentaria. Por eso pedimos su disolución, que se vaya a nuevas elecciones. Después de Tangentópolis [nombre aplicado a los escándalos de corrupción] y del nuevo consenso libre ya citado, la auténtica reforma electoral son las propias elecciones. En todos los países democráticos normales del mundo, los grupos dirigentes se cambian votando, no con nuevos sistemas electorales.

P. Entonces, ¿qué valor concede a los referendos de abril próximo?

R. En este momento está en marcha, y quiero denunciarlo, un proyecto perverso: utilizar la reforma electoral en el Senado para conservar la vieja nomenklatura. El 18 de abril los italianos serán llamados a las urnas para introducir el sistema mayoritario en el Senado. Si gana el sí [en Italia, los referendos son derogatorios], será necesaria una nueva ley, con lo que el presidente Scalfaro, a partir del 19 de abril, ya no podrá disolver el Parlamento, y tendrá que esperar a que el legislativo haga la reforma. Pero este Parlamento ha demostrado que no quiere la reforma, que es incapaz de hacerla, como ya se ha visto, con lo cual se arrogará otros cuatro años de inmunidad parlamentaria. Por eso, de maneraimprevista, todos los partidos de Tangentápolis han descubierto el sí refrendario y lo apoyan. Craxi, Andreotti, Cossiga... lo apoyan porque han visto que el sí les otorga un Parlamento blindado con el presidente Scalfaro prisionero de él. La legalidad está en la calle y en la oposición. La ¡legalidad, en el Gobierno. Esto puede llevar a situaciones de gran agitación, incluso degenerar en autoritarismo.

P. ¿Puede resurgir el terrorismo?

R. Si perdemos el tiempo, puede volver el terrorismo. La prolongación de situaciones agónicas produce convulsiones y frustraciones que puedenderivar en terrorismo, también en tentaciones golpistas. Si la situación se mantiene, la propia democracia estará en peligro.

P. Muchos se preguntan cómo Giulio Andreotti, omnipresente en la política italiana de posguerra, sigue intocable.

R. Ésta es la anomalía del sistema italiano. Andreotti, en cualquier otro país del mundo, habría sido llamado a declarar.

Para Leoluca Orlando, en cualquier caso, lo que resulta evidente es que el "viejo orden de Yalta", representado por Andreotti, el ex presidente Cossiga (otra personalidad política que renace de sus cenizas) y Craxi, "quiere reaparecer tras los referendos de abril con la cara de Segni, el promotor de la consulta, para tranquilidad de tangentópolis".

P. El futuro no es muy halagador para Italia.

R. Todo depende del tiempo. Si la situación se prolonga, la economía, por ejemplo, sufrirá un enorme desgaste. Pero con una nueva política, puede cambiar todo y renacer la esperanza. Hace poco, en la sede de la ONU en Nueva York planteé por qué no se vigila a nivel internacional la moralidad de los políticos, como ocurre en el caso de los derechos humanos. ¿Por qué no se establece una comisión internacional para vigilar la calidad y la ética de los políticos? ¿Por qué hay esos controles de calidad para los quesos, por ejemplo, y no para los políticos?

Tema obligado con Orlando es el problema de la Mafia, que le ha amenzado de muerte. Considera que lo grave ahora es la instalación de una nueva Mafia, la dedicada a la venta de armas: "Con el fin de la guerra fría, los arsenales del Este están saliendo a la venta en masa, y en ese negocio actúan como agentes antiguos miembros del KGB soviético o de los servicios de espionaje de los países del antiguo bloque del Este que negocian directamente con Gobiernos. Y ese tráfico incluye el uranio enriquecido".

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