Democracia es igualdad

Soy un ciudadano español de origen argentino afincado en Cataluña desde hace más de una década, y quiero expresar mi profundo desacuerdo con la campaña publicitaria lanzada por las organizaciones no gubernamentales para combatir la xenofobia y el racismo.No es que no existan motivos para hacerla, pero todo depende de cómo se haga; el señor José Antonio Gimbernat, que firma el artículo publicado en EL PAÍS el día 20 de febrero del corriente año, afirma que: "A un spot publicitario no se le debe pedir demasiado". Pero sí se debe pedir que los responsables de una campaña de estas características sepan lo que hacen.

Gimbernat afirma que hay una extensión creciente de ideas racistas y que se trata de combatirlas.

Pero la campana peca de lesa majestad: toma los insultos que el supuesto adversario emitiría y los lanza masivamente a la calle, contribuyendo de este modo a extender lo que trata de combatir. ¿Por qué difundir por medio de la televisión un mensaje ambiguo que usa las palabras del supuesto adversario, uniformando etiquetas a nivel masivo? ¿Por qué fijar en un insulto a cada grupo supuestamente defendido?

Una campaña de estas características debe ser seria; sus efectos deben calcularse, no basta con la "buena voluntad".

Los medios de comunicación frecuentemente difunden mensajes cuyos resultados son inversos a los que se pretenden, de allí su enorme responsabilidad, en el tratamiento de un tema tan dramático-