Mujer de 68 años acogería familia
Madrid tiene 59.000 ancianos que viven solos, como Caridad, nombre que ha elegido una mujer de 85 años para mantener el anonimato. El distinguido parqué de su enorme casa del barrio de Salamanca sólo lo pisan habitualmente la chica de la ayuda a domicilio (servicio del Ayuntamiento que atiende a 5.000 ancianos en las tareas de la casa) y Mercedes, la voluntaria de Cruz Roja, aunque su hijo vive en la otra escalera.La mujer ha intentado valerse, años atrás, alquilando una de las habitaciones. La verdad es que añora los tiempos en que un par de irlandesas tomaban el sol en la terraza. Caridad sería una candidata ideal -dice Mercedes- para un programa que está diseñando Cruz Roja que se llama Vivienda compartida y al que sólo le falta la firma de la Fundación Cajamadrid. Los mayores de 60 años podrán acoger a familias en su casa, con un contrato por escrito, supervisado por Cruz Roja, en el que anciano y familia especifican las tareas que corresponden a cada uno.
"Un acuerdo sin dinero, para que no haya problemas jurídicos en caso, por ejemplo, de que el inquilino se quiera quedar en la casa si no procede", explica Ana Aguilar, jefa de programas de Cruz Roja, entidad que también controlará al aspirante, de tal forma que colabore con la institución, El programa está diseñado para hacer 100 emparejamientos, término heredado de la experiencia muy positiva", dice Aguilar- estadounidense. Cruz Roja quiere darlo a conocer y empezar en la segunda mitad del año.
Seis mayores y una casa
Otra ingeniosa alternativa, financiada por el Ministerio de Asuntos Sociales -con dinero procedente del 0,52% de los impuestos-, es la del piso compartido por ancianos. De momento, será sólo una casa. Vivirán en ella de seis a ocho ancianos, tutelados por un miembro de Cruz Roja que también organizaría actividades. No pagarán nada, salvo los gastos. Los candidatos pueden ser viejos que no ganen más de 50.000 pesetas. Existe una experiencia municipal parecida en el distrito Centro.Y también está la telealarma. Hoy, 256 ancianos de 38 pueblos de la comunidad están comunicados por un telecomando que llevan encima gratuitamente, aparte de los 400 en Madrid que controla el Ayuntamiento.
El mando tiene una tecla que activa a distancia otra tecla de un teléfono inteligente que, a su vez, comunica con la central de Cruz Roja. En el monitor aparecen todos los datos del paciente desde la medicación que toma hasta quién es su médico o cómo es su casa.
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