"En Chile hemos vuelto a la cultura de la concertación"

"Hemos logrado cambiar la cultura política de Chile y volver a implantar los valores de la concertación. El país sufrió demasiado la intransigencia de los que pensaban ser dueños absolutos de la verdad", afirma Eduardo Frei cuando se, le pide un balance de la presidencia de su correligionario Patricio Aylwin.¿Será ése el secreto del éxito espectacular del modelo chileno de transición hacia la democracia, con su insólita, cohabitación entre el dictador de ayer y un presidente elegido democráticamente? "No me gusta hablar de modelo chileno", contesta Eduardo Frei. "No creo que haya habido un milagro. Lo que pasa es que nos habíamos olvidado que este país tiene una tradición democrática que es una de las más sólidas de este continente, y cuenta con uno de los Parlamentos más antiguos. También, que tiene unas Fuerzas Armadas tradicionalmente muy profesionales. Y, finalmente, que nuestro sistema económico es uno de los más desarrollados de la región. En una palabra, que Chile es un país bien estructurado, y eso es lo que permitió realmente que la transición fuera tranquila. Aparte del hecho de que todo el mundo entendió que la pacificación era la tarea prioritaria para todos".

Frei reconoce que el hecho de que el régimen militar entregara un país económicamente saneado (al contrario, por ejemplo, de lo que pasó en Argentina) ayudó a suavizar la transición.

"Otra lección que habíamos aprendido al llegar al Gobierno es que había que huir de la tentación de asumir una tarea fundacional. Había que ser capaz de reconocer lo positivo que heredábamos del pasado, sin pensar que partíamos de cero. Había que asumir la historia afirma Frei con acentos que evocan los de Felipe González aludiendo al régimen anterior.

"Es verdad que la parte más dura del ajuste se hizo aquí con el régimen autoritario", prosigue Eduardo Frei. "Nos tocó después traducirlo en términos sociales. La existencia de un Gobierno de amplia mayoría, con la estabilidad que garantiza, nos permitió realizar al mismo tiempo dos tareas generalmente difíciles de conciliar en América Latina: crecer y redistribuir. Es otra razón para mantener la concertación, que ha demostrado su eficacia".