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El edil de San Blas precinta las obras de la Comunidad en los 'sube y baja'

Los 168 vecinos de los dúplex de la calle de Amposta, en San Blas, conocidos como sube y baja, se han topado con un inesperado obstáculo en su batalla por conseguir que el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), dependiente de la Comunidad, rehabilite sus minúsculos y deteriorados pisos.El concejal de San Blas, Isaac Ramos, precintó ayer las obras que este verano había iniciado el Ivima en uno de los tres bloques, después de dos años de presión vecinal.

Ramos justifica la drástica medida "porque la obra es ¡legal ya que la Comunidad no ha aportado la documentación necesaria".

El detonante de todo el conflicto ha sido el aumento de volumen que experimentarán estos pisos de sube y baja tras su rehabilitación. Con menos de 40 metros cuadrados de superficie, estos dúplex cuentan con una escalera interior que es la pesadilla de los vecinos por su peligrosa verticalidad.

Según el Ivima, la única forma de arreglar la citada escalera es aumentar la superficie de las viviendas. Para ajustar este aumento de volumen al Plan General de 1985 la Comunidad tiene que hacer un estudio de detalle de la zona, estudio que aún no ha concluido. Y las dos administraciones mantienen un tira y afloja sobre los plazos de presentación de este requisito.

Garantías verbales

Emilio Fernández, responsable del equipo de seguimiento del Ivima, asegura: "El pasado 21 de enero, ante los requerimientos de la Junta de San Blas, solicitamos un plazo de dos meses para acabar el estudio de detalle. La respuesta llegó el 4 de febrero con una orden de suspensión de las obras. Presentamos toda la documentación que faltaba, salvo el estudio de detalle que estamos a punto de concluir; el 15 de febrero Ramos me asegura personalmente que no va a paralizar las obras y, sin embargo, ayer llega con la policía y precinta en el más puro estilo de Matanzo".Para Ramos, la documentación presentada por la Comunidad "es incompleta". "Y si pasa alguna desgracia la responsabilidad es mía por permitir una obra sin que cumpla los requisitos. ¿Es que van a saltarse ellos sus propias normas?", añade. "No quiero pensar que esto sea un tema político", concluye.

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La sospecha de que se trate de una argucia política más también se plantea desde el Ivima. "Y si no, no se entiende que me reúna con el concejal para hablar de este problema de las viviendas de sube y baja y que él no haga sino insistir en que la Comunidad está boicoteando los planes para la ciudad deportiva de Canillejas", afirma Fernández.

Las reformas de los sube y baja comenzaron en el año 1990. Entonces se planteó un arreglo exterior de los tres bloques pero los vecinos protestaron para exigir una reforma profunda que incluyese las polémicas escaleras interiores.

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