Los cubanos acuden hoy a las urnas en un plebiscito sobre el régimen de Castro
Todo el mundo espera algo, pero nadie sabe exactamente qué. Muchos piensan que en los comicios de hoy no sucederá nada extraordinario. El régimen se dará un nuevo baño de masas y conseguirá su propósito de que la inmensa mayoría de los 589 candidatos oficiales sean electos. Otros, incluidos los observadores extranjeros, aseguran que la crisis y la escasez que asfixia hoy a la población de la isla se traducirán en un fuerte rechazo al sistema, que se expresará en forma de votos nulos o blancos.
Cuando a las siete de la mañana de hoy abran sus puertas los 27.359 colegios electorales existentes en la isla, la ruleta habrá empezado a girar. Cerca de 7.700.000 cubanos con derecho a voto decidirán si eligen o no a los candidatos que Fidel Castro ha apoyado durante un mes de campaña electoral Refugiados tras una cortina y con una papeleta y un bolígrafo en la mano, los ciudadanos escogerán si emiten un voto válido o utilizan su sufragio para expresar su desacuerdo con la consulta y el régimen.La tesis gubernamental es que "votar unido es votar por la patria y la Revolución", mientras que abstenerse, anular la "boleta electoral", votar en blanco o "votar dividido", esto es, por uno o varios candidatos, pero no por todos, es ir contra la independencia del país y, en definitiva, contra el bien del régimen socialista.
Los escaños a cubrir son 589, exactamente el mismo número que el de los candidatos a diputados del Parlamento. De ellos, más del 60% son militantes del Partido Comunista o de la Unión de Jóvenes Comunistas, y absolutamente todos tienen respaldo oficial.
Seguridad suplementaria
Pues bien, para resultar electos los candidatos deben obtener el 50% de los votos válidos. Pero, según apuntan diplomáticos occidentales, ni las papeletas nulas ni en blanco son votos válidos, con lo cual "todos aquellos que quieran oponerse al sistema ejerciendo el sufragio de esta forma lo único que harán será contribuir a que los candidatos oficiales tengan más oportunidades", afirmaba uno de estos diplomáticos.Todo esto parece haber dado una cierta seguridad a las autoridades cubanas. Si en un principio no mostraron claramente su disposición a que periodistas y observadores visitasen los colegios electorales a la hora del escrutinio, finalmente han informado que el acceso a los centros de votación será totalmente libre.
Y no sólo eso. La empresa turística estatal Cubanacán ha distribuido octavillas y propaganda por todos los hoteles de la capital. En ella se dice, en español y en perfecto inglés: "Un pueblo que se niega a renunciar a la grandeza de su historia, su identidad nacional y sus conquistas sociales. Cubanacán le ofrece la posibilidad de conocer de cerca el proceso electoral. Visita a colegios electorales: 8 dólares; visita a colegios con merienda: 14 dólares; visita a colegios con almuerzo: 20 dólares".
El presidente cubano ha visitado en un mes varios barrios marginales de Santiago de Cuba, en donde él se presenta, y La Habana. En todos los casos el mensaje fue el mismo: "Ésta es una batalla". "Hay que derrotar al eneinigo". "A los yanquis dénles duro". "Hay que expresar en estas elecciones un sí contundente por Cuba, un sí por la Revolución, que llegue a todos los rincones del mundo", dijo hasta el último aliento Castro, cuya campaña tenía previsto cerrar en la noche del martes (madrugada de hoy en España), con un gran discurso en Santiago.
Hay cubanos y la gran mayoría de los diplomáticos y periodistas extranjeros en Cuba que piensan que en los comicios de hoy la revolución castrista puede llevarse desagradables sorpresas. Una sería, por ejemplo, que los votos nulos y blancos superasen el 30% del total. Otros, más escépticos, opinan que no habrá cambios espectaculares.
