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Entrevista:

Matilde Fernández: "El ataque estaba programado"

"El ataque estaba perfectamente programado contra una persona que, como yo, va por todas partes con muy poca protección. No quiero que me acompañe la Guardia Civil, sólo un agente de escolta estaba conmigo. No tuve miedo, sentí impotencia". Así recordó ayer la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, los incidentes de que fue principal víctima en la localidad cántabra de Celis, en la tarde del domingo pasado. Ayer sufrió otro incidente en Madrid.

La ministra fue recibida ayer con gritos de "hipócrita, racista y fascista" por un centenar de personas en el teatro Albéniz, de Madrid, donde se celebró un festival de apoyo a la campaña contra la discriminación Democracia es igualdad.El domingo, en Santander, la ministra se había reunido con autoridades municipales de su partido y había conversado con vecinos de la zona antes de recibir el impacto de varios huevos lanzados por personas vinculadas a los trabajadores de Sniace, mientras almorzaba con militantes socialistas.

La ministra opina que los autores del incidente deben ser castigados. "Estoy segura de que las personas que más antipatía puedan tenerme en Cantabria no podrán aceptar que a mí o a cualquier otra persona le ocurran cosas como ésta. Ello me conforta", comentó ayer.

"El incidente fue", según ella, "estrictamente, un acto de violencia por parte de un grupo de los muy reducidos que operan actualmente en Cantabria. Me niego a vincularlo siquiera con los trabajadores de Sniace, porque conozco la responsabilidad con que éstos sobrellevan la situación", declaró.

"De repente, entre los desconocidos [que irrumpieron en el almuerzo], uno que pudiera ser el de mayor edad", relató la ministra, "fue hacia mí para asegurarme que la actitud era pacífica; le reproché entonces la forma de conducirse y de penetrar en el local. Enseguida comenzaron a gritar y a entonar cánticos alusivos a la situación laboral en Torrelavega. Todo discurrió muy rápidamente. Cuando mi interlocutor se retiró a un lado, el fotógrafo entró en acción mientras los huevos caían sobre mí".

Uno de los huevos se estrelló en la cabeza de la ministra. Su escolta se situó inmediatamente detrás de ella, empuñó la pistola y amenazó a los alborotadores con disparar si persistían en su actitud. Los agresores huyeron en varios automóviles.

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