Reacciones puntuales a la espera de novedades
La Bolsa estadounidense abrió ayer la sesión con una calma relativa ante la inminencia del discurso del presidente Bill Clinton. La sensación del mercado es que el programa económico se ha fijado como meta prioritaria la reducción del déficit público y que hace más hincapié en el aumento de la recaudación, por la vía del incremento de los impuestos, que por el de la reducción del gasto.Los analistas piensan que esta actitud es un auténtico jarro de agua fría para una economía que empezaba a repuntar, ya que limita la capacidad de consumo de las clases medias y altas, es decir, que toca a la economía de EE UU donde más le duele.
Wall Street abrió con algunos altibajos con tendencia a la baja. A pesar de las malas noticias, el índice Dow Jones acabó registrando una ligerísima ganancia de 2,7 puntos y cerró a 3.312,19. Además del ambiente generado por la política económica del actual presidente, el mercado no acabó de repuntar por el dato de nuevas construcciones en enero, que cayó un 7,2%. Para hoy se espera la publicación de la tasa de inflación de enero, para la que el mercado ha establecido un pronóstico entre el 0, 1 % y el 0,24.
Tokio conseguía recuperar posiciones gracias a las compras institucionales, lo cual ha provocado cierta indecisión entre los inversores particulares, partidarios de las posiciones cortas, ante la solidez que otorga al mercado la entrada de dinero procedente de fondos y grandes sociedades. El Nikkei ganó 93 yenes y se sitúa en el 17.009.
En Europa todo se limitó a reacciones a la jornada anterior. Francfort perdió un 0,66% para ponerse al día, mientras que París rebotaba y consiguió ganar un 1,55%. Londres concluía la jornada con un avance del 0,06%.
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