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El ojo de Kim II Sung lo ve todo

La doctrina del 'invencible dirigente de acero' domina la vida de los norcoreanos

Juan Jesús Aznárez

¡Un borracho en Pyongyang! Un hombre joven que se tambalea en la noche heladora y desértica de la capital norcoreana, un ciudadano que parece haber convertido en disidencia los grados cerveceros y vulnera los mandamientos del caudillo despótico y voraz, endiosado desde hace medio siglo en esta esquina de Asia. La vida se esfuma en Pyongyang cuando caen las ocho. Sus amplias avenidas se vacían con las primeras sombras. Entonces, el farero del obelisco de 170 metros levantado al ideario del presidente Kim II Sung enciende la gigantesca antorcha roja que corona la torre de granito y toda la ciudad se ilumina con la doctrina del salvador. "¡Magnífico!", exclama el guía al contemplar sus destellos.

"Los norcoreanos están teledirigidos", comenta un técnico .Con años de residencia en este país. No se trata de un técnico británico o sueco. Es cubano. Nunca consiguió Fidel Castro en el Caribe una dictadura tan perfecta como la conseguida en Corea del Norte por la revolución del invencible dirigente de acero, un megalómano que fue patriota durante el colonialismo japonés de principios de siglo y respetado dirigente político en los años más duros de la guerra fría. Después, se afirmó como tirano y ha testado en favor de su hijo Kim Zong Il.La URSS desapareció hecha trizas y Rusia reclama a su antiguo aliado en la península coreana el pago de cuatro mil millones de dólares, los chinos se abren a la economía de mercado y las relaciones bilaterales con Pyongyang se enfrían. Vietnam, en la misma línea, sigue el rumbo de Pekín y los autoritarismos cambian de ropero para sobrevivir. Pero en Corea del Norte la prensa adoctrina como siempre lo ha hecho y dedica sus mejores portadas a las serviles glosas del caudillo y su delfín, Kim Zong II, que ayer cumplió 51 años.

El lavado de cerebro, que comienza en los colegios, y la represión policial, ayudada por la delación, no podían menos que surtir efecto. Amnistía Internacional cifra en 150.000 el número de presos políticos. Es prácticamente imposible escuchar entre los huidizos habitantes de Pyongyang una crítica del sistema. La mayoría de ellos rehúyen el trato con cualquier extranjero que trate de entablar conversación sin escolta oficial.

"Avanzan por toda la humanidad las ideas del nuestro preclaro y gran líder", anunciaba recientemente una revista. Los locutores de televisión, plúmblea y con querencia a los tenias patrióticos y agropecuarios, declaman las noticias sobre el caudillo como versos de Campoamor.

Un gran honor

Para Zong Yon Lui, una de las funcionarias encargadas de mostrar el Monumento a la Idea Juche, simbolizada por la antorcha, constituye un gran honor servir a los visitantes extranjeros. "Admiro de todo corazón al querido dirigente, camarada Kim Zong Il. Estoy muy satisfecha porque gracias a la construcción de este excelente monumento podemos transmitir íntegramente las inmortales proezas del nuestro gran presidente Kim II Sung".¿Cual es la originalidad de la doctrina Jucher Autarquía y nacionalismo. Después de la heroica lectura de dos exégesis de este credo inventado por Kim II Sung, cabe concluir que su mensaje parece inspirarse en aquella popular y antigua arenga de "¡uno para todos, y todos para uno!".

Pyongyang ha cambiado poco, aseguran quienes la visitaron hace cinco años y regresan de nuevo. Es bastante moderna, extremadamente limpia y no ha crecido porque la crisis es seria y escasean los materiales. No hay chabolismo, ni mendigos, ni taxis, apenas risas y ninguna protesta. Los transeúntes caminan circusnspectos. Circulan muy pocas bicicletas porque se teme que la propiedad privada corrompa. No hay muchos autobuses de línea.

Cada habitante de este país, uniformado de gris funcionario y verde oliva, tiene asignado un domicilio permanente. En un viaje por autopista de 250 kilómetros hasta la frontera con Corea: del Sur, se cruzaron únicamente tres vehículos, ninguno de ellos con más de cuatro pasajeros. Un ciego podría cruzar sin ayuda una arteria céntrica de la capital en la hora de mayor tráfico. Cuesta trabajo aceptar que en esta capital, con monumentos al "gran líder" detrás de cada esquina, vivan dos millones de personas.

Vivienda y educación

El Estado asegura que distribuye gratuitamente las viviendas, atiende los gastos médicos y asigna un sueldo de unos 50 dólares mensuales (unas 6.000 pesetas). La educación es también gratuita, tanto la escolar como la universitaria. ¿Qué se pide a cambio? Sumisión ciega. Vida vegetativa. Aceptación incondicional del sistema, o movilización en su defensa cuando convenga, sin cuestionar las órdenes o el mando.Alguien enumeró hasta 30 diferentes estatus, siempre en función del interés económico o la lealtad política. El Gobierno fomenta los envíos de divisas y el regreso temporal de los miles de coreanos residentes en el Sur o en Japón con familias en el Norte. Se trata de recaudar fondos a toda costa. Los destinatarios de las divisas pueden frecuentar los dos únicos restaurantes de cierto lujo y adquirir en almacenes especiales artículos inexistentes en los famélicos comercios de Pyongyang, en cuyas estanterías se amontonan las obras completas de Kim. Il Sung y escasea la comida.

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