Cuatro países se incorporan a la cerrada lucha por alcanzar el grupo de cabeza de la Unión Monetaria
LLUÍS BASSETS Sólo Francia y Luxemburgo cumplen con los cinco criterios de convergencia económica establecidos por el Tratado de Maastricht para pasar a la moneda única, en el momento en que cuatro países más se incorporan a la durísima competencia que se ha establecido entre los socios europeos para conformar el grupo de cabeza de la Unión Económica y Monetaria. Austria, Finlandia y Suecia empiezan el lunes sus conversaciones de adhesión y pocas semanas después lo hará Noruega, situándose todos ellos delante o en igualdad con ocho países de la CE. Uno de los puntos calientes de la negociación de ampliación versará precisamente sobre el número mínimo de monedas necesario para la moneda única, pues la incorporación de los nuevos puede dejar a la peseta sola y en la cuneta de la segunda velocidad.
Maastrich prevé la creación de la moneda única si una mayoría de países cumplen con los criterios de convergencia. Los que no cumplan quedarán en una Europa de segunda división. La incorporación de los tres países escandinavos y de Austria convierte en muy fácil la obtención de una mayoría de nueve países sobre 16, incluso en 1997, fecha en que debe tomarse la primera decisión, para el caso de que se haya culminado la ampliación.Países como España, que se halla muy mal situado pero tiene suficientes elementos para soñar en una futura convergencia, aunque quizás un poco más tarde, ven con malos ojos tanto unas negociaciones de ampliación aceleradas que sitúen a los nuevos por, delante, como unos criterios de mayoría simple para la formación del grupo de cabeza o masa crítica aplicados a 16. De ahí el malestar que crearon en el Gobierno español unas declaraciones del comisario de Finanzas Henning Christofersen, quien insinuó que países como España podrían quedar en la segunda velocidad como resultado de la ampliación. Christofersen se vio obligado a desmentir y a afirmar que confía en encontrar a España en el pelotón de cabeza.
Austria ha cumplido con constancia durante los últimos años y seguiría haciéndolo si no hubiera debido adaptar sus tipos de interés a los alemanes. Noruega también cumpliría de no haberse visto obligada a desvincular su moneda del SME, debido precisamente a la presión de los altos tipos alemanes. Suecia y Finlandia, se encuentran en el mismo caso, aunque en ambos países se han disparado los déficit públicos por encima del umbral de convergencia. Con una mayor estabilidad en Alemania y una contención, de otra parte prevista, de sus déficit, los cuatro son países de convergencia casi segura.
Deterioro general
El cuadro global del cumplimiento de los criterios de convergencia, de otra parte, ha experimentado un deterioro general en referencia a la situación de hace un año. Se han producido dos cambios fundamentales: la crisis del SME, acompañada y en parte consecuencia de los altos tipos de interés en Alemania, y la tendencia a dejar que aumente el gasto público en algunos países mayores, como es el caso de Reino Unido, Alemania y Francia. Tres paises siguen sin cumplir ni uno solo de los criterios: Italia, Portugal y Grecia. España, que sólo cumple uno, está experimentando también un deterioro de su deuda pública y acercándose rápidamente al 50%.
Las negociaciones de ampliación determinan ahora ya con claridad el número de países que toman la línea de salida de la carrera hacia la Unión Económica y Monetaria, una vez ha quedado excluida la incorporación de Suiza. Los cuatro candidatos tienen la voluntad de apretar el paso, tanto en la contención del gasto público como en el regreso al SME en cuanto los tipos de interés alemanes lo permitan. Todos están seguros de que se producirá mucho antes de 1995, para poder así cumplir con la exigencia de dos años de fluctuación dentro de la banda de 2,5% por arriba y por abajo del valor central.
Los criterios de convergencia que deben cumplirse para entrar en la tercera fase de la Unión Monetaria son cinco: 1. Inflación durante el año anterior que no supere el 1,5% del promedio de los tres mejores. 2. Tipos de interés nominal medio a largo plazo durante el año anterior que no superen en un 2% al del promedio de los tres mejores en inflación. 3. Márgenes de fluctuación de la moneda dentro de la banda del 2,5% por arriba y por abajo durante los dos años anteriores. 4. Déficit público que no exceda del 3% del PIB. 5. Deuda pública que no supere el 60% del PIB.
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