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El Gobierno ruso fortalecer el rublo para combatir la hiperinflación

Pilar Bonet

La hiperinflación, que se ha desatado en Rusia en enero, ha obligado al jefe del Gobierno, Víktor Chernomyrdin, a considerar la estabilidad financiera como el objetivo prioritario, más urgente que el intento de frenar el descenso de la producción industrial.

El jefe del Gobierno, que expuso ayer su programa anticrisis ante el Parlamento ruso, reconoció explícitamente que "el primer peligro" para la economía rusa es la hiperinflación, y se mostró dispuesto a conseguir que el rublo sea una divisa nacional fuerte. Chernomyrdin descartó un control administrativo sobre el cambio del rublo y dijo que el Gobierno va a estudiar un mecanismo que evite la depreciación artificial de la moneda y la "dolarización de la economía". Ayer, la moneda rusa volvió a descender frente al dólar, que cotizó a 572 rublos en la Bolsa Interbancaria de Divisas de Moscú.

Al hacerse cargo del Gobierno en diciembre de 1992, Chernornyrdin destacó como su principal problema el descenso de la producción industrial. Ésta se redujo un 19% en 1992, según manifestó ayer el ministro de Economía, Andréi Necháiev, que pronosticó un descenso del 7% para 1993. Cualquiera que sean las intenciones del Gobierno, lo cierto es que en Rusia no hay un 11 mecanismo riguroso" para que se cumplan las decisiones gubernamentales, según reconoció, ayer Chemomyrdin.

Programa proteccionista

La Administración rusa está elaborando un programa de proteccionismo industrial selectivo. Los subsidios estatales han evitado hasta ahora que se produzcan las bancarrotas que tendrán que afrontar las empresas no rentables a partir del uno de marzo (fecha de la entrada en vigor de la ley de quiebra), si realmente el Gobierno cumple su palabra de mantener un severo control sobre las subvenciones y créditos y concederlos en base a programas concretos. Tan sólo un 20% de las subvenciones distribuidas en 1992 se invirtieron en la producción, dijo ayer Chernomyrdin.Los funcionarios gubernamentales no se sienten seguros de poder controlar la inflación. Según Necháiev, el ritmo de incremento de los precios comenzará a disminuir a fines del primer trimestre. Si no ocurre así, habrá que revisar los índices económicos de 1993.

Desde principio de año, la subida de los precios es de un 10% a la semana y, a fines de mes, posiblemente superará el 50%, una cifra que se considera como el límite entre la inflación y la hiperinflación.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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