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González confirma que habrá elecciones en otoño y advierte del peligro de "los Gobiernos débiles"

El secretario general del PSOE, Felipe González, dio muestras ayer de que ha asumido completamente el control del partido al presentar él mismo, por primera vez en 10 años, los resultados del comité federal. En esa comparecencia confirmó que las elecciones se convocarán "el próximo otoño" y reconoció la preocupación de una parte de su partido por el posible olvido de la "base social" del PSOE, tesis defendida por Alfonso Guerra. En una clara llamada a los votantes indecisos y descontentos, advirtió sobre el peligro de "Ios Gobiernos débiles" que, a su juicio, se producirían si el PSOE no obtiene la mayoría absoluta.

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El presidente reconoció que algunos de los votantes socialistas "creen que no han recibido lo que esperaban. Otros que hemos cometido errores". Por ello se mostró dispuesto a convencerles de nuevo. González dijo estar preocupado por la posibilidad de que España entre en una etapa de "Gobiernos débiles", lo que, a su juicio, ocurriría sin mayoría absoluta. "¿Un Gobierno débil haría un Plan Hidrológico?", dijo.González, que confirmó que las elecciones legislativas se celebrarán el "próximo otoño", afirmó que el proyecto que encarna trasciende las fronteras de un solo partido y se dirige a la inmensa mayoría de la sociedad, y advirtió que no habrá tiempo antes de las elecciones para que los ciudadanos perciban la recuperación económica.

El jefe del Ejecutivo, en su larga disquisición ante los medios de comunicación, señaló que su partido estará preparado para seguir "el proyecto de cambio" entre 1993 y 1997, porque se darán las condiciones para seguir con la "modernización" del país. González aseguró que la recuperación de la economía se producirá en el segundo semestre de 1993, aunque avisó: "Va a mejorar la situación económica pero los ciudadanos no van a tener tiempo para percibirlo antes de las elecciones y por motivos electorales no vamos a caer en la tentación de calentar la actividad económica, porque sería un error la alteración de los equilibrios económicos", dijo.

El secretario general socialista anunció que va a estimular la participación de todos los sectores del partido y del Gobierno en un intento de integración, por lo que asume desde ahora algunas funciones de coordinación entre el Gobierno y el partido, inicialmente asignadas al vicepresidente, Narcís Serra, y al vicesecretario general, Alfonso Guerra.

Alabar al líder

El protagonismo de González en este comité federal fue absoluto, porque todos los sectores estaban interesados en alabar al líder y porque él mismo dejó claro que a partir de ahora afrontaba el reto de ganar las próximas elecciones, por lo que era imprescindible su dirección efectiva en el partido y en el Gobierno. "Voy a estimular la participación de todos, voy a movilizar todos los recursos y los voy a poner a tope".

Asistentes a la reunión reconocen que las 48 intervenciones del comité pueden dividirse en tres. En primer lugar, las representadas por el sector renovador; de otro lado, los guerristas y, por último, los representantes de Izquierda Socialista (IS), junto al eurodiputado Fernando Morán. Estos últimos se abstuvieron en la votación final y sus planteamientos políticos, diferentes a los de la mayoría, fueron puestos de manifiesto por González -que los personalizó en Antonio García Santesmases- al señalar que eran "legítimos". Así, sólo reconoció como planteamientos políticos diferentes los defendidos por IS y no apreció tales en renovadores o guerristas.

"No existe división sobre elementos sustanciales del proyecto", dijo González para después desgranar unas frases que intentaban contentar a renovadores y guerristas. "No aspiro a que sea un partido de ordeno y mando; el partido tiene que reflejar la mayoría social que hay en el país y, por tanto, aceptar la pluralidad aunque hago una apelación a respetar las reglas del juego".

Las intervenciones del sector renovador no pusieron de manifiesto proyecto diferente alguno sino que apelaron profusamente al reforzamiento de la figura del liderazgo de González. Luis Yáñez llegó a hablar de que el partido tenía que ir a por la "mayoría presidencial". Por su parte, los guerristas, pusieron el énfasis en la necesaria "lealtad interna", en la "disciplina" y en la "unidad". En cuanto a diferencias políticas, sí resultó destacado el aprovechamiento que Guerra hizo de las apelaciones de algunos de los suyos y de IS respecto a que el PSOE no podía olvidar la base social que lo sustenta.

Guerra dijo que en estos diez años de Gobierno se podía haber dado la imagen de que el PSOE había perdido sus "señas de identidad", lo que había que evitar. González fue claro al responder que su proyecto va dirigido a la inmensa mayoría y que "trasciende las fronteras de un partido político". Y tuvo un mensaje para esa base social. "Las bases sociales del partido tienen que saber que nuestra política es socialdemócrata, lo que se demuestra con nuestra política social".

Funciones de Guerra y Serra

González intentó convencer de que su nuevo papel no impedirá a Serra y a Guerra desempeñar sus funciones. "El vicepresidente no tiene la misión de coordinar la labor del Gobierno y del partido. Debe cumplir su función de coordinar las tareas del Gobierno", explicó. "Guerra tiene sus competencias, que desarrollará con normalidad y espero que con empuje", dijo.

Después explicó que había decidido ser el candidato, sin vulnerar sus "convicciones". Después dijo: "En ningún momento he dejado de ser secretario general del, bueno sí, unos meses en 1979".

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