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El 'lumpen' del narcotráfico

Los nuevos clanes gallegos de la, droga son violentos, inexpertos y cocainómanos

Xosé Hermida

Jóvenes e insensatos, rechazados por sus vecinos y con la policía en los talones, los nuevos narcotraficantes arosanos son imprevisibles. Antonio Chantada, el hombre que el pasado domingo irrumpió a, tiros en dos bares y se quitó la vida, ejemplifica la personalidad de la última generación de narcos gallegos: cocainómano, con síntomas de paranoia y capaz de vengarse intentando enterrar vivo a un ex socio. Su crimen evocó a muchos, la socorrida imagen siciliana, pero en Arosa no existe una mafia organizada. Son más bien pequeños clanes delictivos que, como dice el fiscal antidroga de Pontevedra, Antonio García Brión, han terminado constituyendo "una especie de lumpen".

Suenan ya lejanos los tiempos en que los capos de la ría de Arosa se esforzaban por aparecer como buenos ciudadanos aportando dinero a la comunidad. A ninguno de los narcos veinteañeros de ahora se les ocurriría ofrecer una pensión de viudedad a la esposa de un conductor de planeadoras muerto en combate o contribuir económicamente a la reparación de la iglesia del pueblo.Entonces aún funcionaba la coartada social del contrabando de tabaco, que servía para que muchos vecinos justificasen las actividades de aquellos personajes aficionados al lujo desmedido pero generosos con sus fieles.

Las tramas del negocio ilegal en las rías gallegas han seguido una evolución indefectible y, en cierto modo, hasta esperada. En la posguerra se empezó con el estraperlo de café, en los años sesenta llegó el tabaco, los ochenta fueron la década del salto al tráfico de drogas y en los noventa han aparecido los primeros arrepentidos -una figura impensable entre los viejos contrabandistas- y los planes, cada vez más desorganizados y también más impopulares, han comenzado a echar mano de la pistola para resolver cuestiones que antes se solucionaban con pactos verbales entre caballeros.

"Nos enfrentamos a una nueva generación de narcos, algunos casi desconocidos, mucho más sucios y que se van a cuidar de hacer ostentación de riqueza", explicó el gobernador de Pontevedra, Jorge Parada, tras el tiroteo del pasado domingo, que acabó con dos muertos y dos heridos.Quizás no sea una casualidad que una de las víctimas fuese Daniel Carballo, Danielito, ex lugarteniente del jefe mafioso José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, que lucha contra la muerte y la invalidez en una cama del hospital General de Vigo. Danielito -hijo de Manuel Carballo, El Eje, El Gavilán, Don Corleone, uno de los grandes patriarcas del contrabando arosano- pertenece a una generación anterior, que, si bien no tuvo escrúpulos en dar el salto a la droga, intentaba mantener las formas heredadas de los clanes tradicionales.Jóvenes descontroladosLas actividades de esos grupos quedaron desenmascaradas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, quien demostró que mentían cuando juraban dedicarse sólo al tabaco. La mayoría de los jefes están ahora en la cárcel y en su lugar han surgido una multitud de jóvenes descontrolados, ávidos de dinero fácil y, en bastantes casos, aficionados a consumir la misma mercancía con la que trafican. "Hace tiempo la autoridad del patriarca era incuestionable y servía para resolver los conflictos", explica una fuente policial. "Todo ha cambiado desde que los colombianos pagan en especie a los gallegos que les transportan la cocaína a Europa, porque necesitan distribuidores y aparecen estos tipos de medio pelo que acaban siendo un problema".

Antonio Chantada García, Tucho Ferreiro, era uno de ellos. Buscaba venganza porque estaba convencido de que sus socios le mentían sobre el precio de la cocaína que le entregaban para distribuir. A las 21.30 del domingo esnifó la última raya de su vida.

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Después, entró con un rifle en el pub Museo de Vilagarcía y disparó contra Danielito y su compañero Rosalino Aldo, a los que dejó malheridos. Quince minutos más tarde mató delante de su hija de 5 años a Juan José Agra en la pizzería que éste regentaba en Cambados. A Rafael Bugallo, a quien ya había intentado enterrar vivo el pasado 5 de octubre, no pudo encontrarle.

"Miedo, lo que es miedo físico, no hay, pero el que más y el que menos está preocupado porque entre esta gente hay individuos peligrosos", afirma un político local. "Mientras se maten entre ellos... le ahorran trabajo a la policía", comentan dos hombres en un bar. Las autoridades han intentado tranquilizar a la gente subrayando las evidentes diferencias entre la actuación de un desequilibrado y un crimen mafioso perfectamente premeditado. El propio Garzón lo dijo: "No creo que esto llegue a ser nunca como Sicilia. Aquí yo no he visto una interconexión y una jerarquía entre las bandas".

"No se pueden hacer adivinanzas. Es cierto que hay un caldo de cultivo pero los episodios violentos han sido hasta ahora esporádicos. Lo de estos días incluso puede echar a muchos para atrás. De hecho, se nota que están atemorizados", asegura un veterano responsable de la lucha contra el narcotrafico en la zona.Nueva hornadaPero nadie se fía de la nueva hornada de narcos que parecen haber perdido todos los escrúpulos. "Ves por ahí a esos chavales de 20 años, que no tienen cultura y están locos por el dinero y ostenta. Se compran cochazos y ni los aseguran porque si tienen un accidente les da igual pagar lo que sea", indica un funcionario judicial

"Algunos empiezan a trabajar en la droga nada más salir de la escuela", corrobora José Vázquez, profesor de EGB y ex al calde de Vilanova de Arosa. El síndrome de los chivatos también ha contribuido a enrarecer el ambiente. Los narcos saben que la mayoría de las últimas operaciones policiales se hicieron gracias a las declaraciones de arrepentidos. La consecuencia es que ya nadie se fia de nadie.Detrás del estrépito de las redadas de los tres últimos años queda la convicción de que es dificil erradicar una forma de vida asentada desde hace tiempo. Entre la policía no es que cunda el desaliento, pero si puede apreciarse cierto escepticismo. Y la tentación del negocio, a pesar del peligros, sigue siendo irresistible. "Los jóvenes se están volviendo vagos", comenta con desazón una fuente judicial: "¿Quién va a trabajar por 130.000 pesetas al mes si pueden ganar eso mismo en una sola noche?".

10 años de venganzas

Nunca en Arosa se había producido un enfrentamiento entre narcos tan violento como el del pasado domingo, y además. en un local público en el que había 50 personas. Pero los primeros ajustes de cuentas se remontan ya a hace más de 10 años.En 1982, cuando la mayoría de las bandas se dedicaban todavía a la importación de tabaco rubio americano, el ex guardia civil José Luis Orbáez y los hermanos José Luis y Manuel Charlín fueron detenidos por encerrar en un camión frigorífico a un hombre que salvó la vida de milagro.Siete años después, Castor Falcón, procesado en el gran sumario del contrabando abierto en 1983, fue asesinado a la salida de un bar de Vilanova de Arousa por un vecino suyo con el que mantenía un contencioso derivado del robo de una planeadora.Un duelo mortalEn abril de 1991, dos grupos de contrabandistas se citaron en un monte de Caldas de Reis para discutir sobre un alijo incautado por los servicios de aduanas. La conversación degeneró en una especie de duelo en el que murió de un disparo el jefe de una de las bandas.

El último episodio violento tuvo como escenario Caldas de Reis y el mismo protagonista que el tiroteo del domingo: Antonio Chantada, que junto a otro individuo secuestró a su socio Rafael Bugallo y lo llevó a un cementerio para enterrarlo vivo.

Bugallo mordió en el brazo a uno de sus secuestradores y logró huir. Según fuentes policiales, se tiene constancia de que Chantada y el resto de los implicados en el último tiroteo ya habían mantenido además otros enfrentamientos armados.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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