"Si el conductor se hubiera entregado le habría perdonado"
CHARO NOGUEIRA Manuela Castro ya habla con los ojos secos. La Navidad le ha traído la mejor lotería posible: la detención del conductor que, hace casi dos años, atropelló y causó la muerte a su hijo David, de 20 años. Durante este tiempo ha luchado para evitar que se archivara el caso. "Jamás, jamás voy a perdonar al que mató a mi hijo. Le pido perdón a Dios, pero es que no puedo por el dolor que tengo. Si él se hubiera entregado, yo le habría perdonado", afirma esta modista viuda de 44 años.
"¡Los tres gordos de la lotería me los he llevado yo con la detención de ese hijo de puta!". Manuela ha aplicado siempre ese calificativo al conductor que arrolló a David, la madrugada del 24 de febrero de 1991, en el paseo de Extremadura. Hasta el pasado miércoles, el insultado era un ser anónimo con el que Manuela soñaba a menudo. "Ahora estoy deseando verle la cara para ver si coincide con la que yo veía. Sólo eso, no le diré nada".El miércoles, la policía puso fin al enigma del Fiat Uno rojo que atropelló al joven fontanero David. Encontró el coche -reparado sin dar parte al seguro- y detuvo a su propietario, Francisco Javier H. G.-A., de 28 años, que reconoció que iba al volante en el momento del accidente.
Cuando se enteró de la detención, Manuela soltó las bolsas de la compra y tuvo que tomarse varias tilas. Su lucha no había sido vana. Los cortes de tráfico, las protestas ante el Ministerio del Interior, las llamadas a los periodicos ... Todo había servido para que el caso no cayera en el olvido. Ya no tendría que repetir lo que le decía a la foto del chico: "No te preocupes, David, que a este hijo de puta te lo pongo delante".
"Cárcel para él"
Manuela ya no irá mirando las matrículas de todos los Fiat Uno que salgan a su paso. Ahora, esta mujer viuda y madre de otros cuatro hijos se deshace en agradecimientos a la policía. También piensa en el juicio que vendrá. Desea ardientemente que Francisco Javier pague con prisión por el atropello. "Entre una indemnización para mí y la cárcel para él, elijo la cárcel", afirma.
"No sé si es que la vida me ha hecho muy dura", reflexiona. No siente pena por la madre del conductor. "Si esa familia sabía lo ocurrido, es tan culpable como el hijo. Además, aunque sea en la cárcel, podrán seguir viendo a su hijo, y yo, no
Manuela no perdona "la cobardía de huir". "Si un hijo mío hubiera hecho algo así le habría obligado a entregarse", asegura. "¿Rencor? No, lo que siento es dolor. Tengo el corazón roto".
Roto y agradecido. Ha ido a dar gracias a san Judas Tadeo. 'Te había pedido a Dios que ése no comiera el turrón en casa y me lo ha concedido". Manuela no sabe si su experiencia puede servir a quienes estén en el mismo caso, pero no le desagradaría crear una asociación de afectados. "Lo que yo he hecho, tirarme a la calle, no lo aguanta todo el mundo", dice.
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