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Los niños salen esta noche

Nace en Madrid una guardería que funciona ininterrumpidamente todo el fin de semana

Lunalú no es una guardería como las demás. Se diferencia de las otras en que permanece abierta los fines de semana y durante toda la noche, desde las 20.30. A esa hora, los padres pueden dejarlos allí y recogerlos al día siguiente a partir de las 10.30. Los pequeños deben ir provistos de una maleta con todo lo necesario para la ocasión: pijama, pañales, muda y su osito o amuleto para irse a dormir. Previamente habrán asistido a una fiesta, habrán comido sopa de pitufos, habrán bebido leche de colores y quizás hayan hecho nuevas amistades.

Virginia Rodríguez Guezva, directora del centro, sabe por experiencia que los padres no están del todo conformes con meter a un extraño en casa. Por eso, muchos optan por la guardería nocturna. "No admitimos a más de 10 niños por noche, así garantizamos una mayor calidad en la atención a los pequeños", dice Virginia. Pasar una noche en Lunalú cuesta 4.500 pesetas.

Reserva obligada

Se admiten niños desde los tres meses hasta los cinco o seis años, aunque hay que llamar con antelación, para reservar la plaza, a los teléfonos 371 13 21 o 772 62 92. Como complemento de la guardería nocturna ofrecen un servicio de canguros a domicilio que cobra 1.500 pesetas por cada hora de cuidados en el hogar.Una vez liberados de sus padres, comienza la fiesta para los niños. La cosa empieza con disfraces y pinturas para amenizar la velada. No disponen de televisión, "sería un recurso muy fácil", explica la directora. "Preferimos los globos y la música de Xuxa, la favorita de los niños".

En la fiesta, los críos se divierten y se conocen. Tras el baile se pasa al comedor. "Para salvar la rutina que significa para los chavales la alimentación, añadimos al menú un poco de fantasía". La sopa es de pitufos; la leche, de colores, y los emparedados los prepara el mago Gárgamel. Los postres incluyen un regalo para cada niño, y de ahí, a la cuna.

"Aquí se despiertan menos que en casa porque están más cansados", explica la directora. "Algunos padres se presentan con el niño sin avisar y se tienen que ir de vuelta a casa; otros llaman y hacen todo tipo de preguntas antes de dejar a sus hijos en nuestras manos".

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