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Vera ordena a la policía intensificar la vigilancia sobre los 'cabezas rapadas'

Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad, ha ordenado a la policía y a la Guardia Civil que ejerzan mayor control sobre grupos como los cabezas rapadas, punkis, heavies y otros de ideología ultraderechista. Vera remitió ayer una circular a los mandos policiales en la que deja traslucir especial preocupación por la repetición de hechos como el asesinato de la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez.

A Interior le inquietan fundamentalmente los cabezas rapadas, cuya "ideología ultra y de odio u hostilidad hacia determinadas etnias o grupos de extranjeros se está traduciendo en habituales incidentes y alteraciones de la paz ciudadana". La directriz de Vera resalta la necesidad de controlar los bares y locales en que se reúnen estos grupos violentos, estableciendo dispositivos preventivos y realizando controles e identificaciones de los individuos.Vera reclama a la policía que refuerce los mecanismos de control sobre los jóvenes "seguidores de clubes de fútbol, que, frecuentemente, cometen actos de gamberrismo causando daños a personas y bienes". El pasado fin de semana la policía identificó a 16 cabezas rapadas que se desplazaban en tren desde Parla a Fuenlabrada, en donde iban a presenciar un partido de fútbol. Los integrantes del grupo, con, edades comprendidas entre 13 y 26 años, llevaban 10 kilos de nitrato potásico y bates de béisbol.

La circular pide que se aplique la ley Corcuera a quienes causen desórdenes callejeros. Recuerda también a los dueños de establecimientos públicos su obligación de impedir el consumo de drogas y de no facilitar bebidas alcohólicas a los menores de 16 años.

"Desde hace tiempo se viene observando un incremento de la actividad -a menudo violenta- de ciertos grupos radicales", señala Vera, quien agrega: "Aunque no se puede hablar por el momento de solidez en los movimientos sociales que sustentan estos grupos, ni tampoco de estructuras y jerarquías suficientemente definidas, ello no quiere decir que no puedan ser el embrión de futuras organizaciones de carácter radical y violento, con objetivos a veces marcadamente xenófobos o racistas". La policía calcula que en Madrid hay unos 300 activistas radicales.

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