La IAAF no reconoce al juez que le condena a pagar 3. 100 millones a Reynolds
La sentencia de un juez estadounidense a favor del atleta Butch Reynolds en su demanda contra la Federación Internacional IAAF, que le suspendió por dos años al haber dado positivo en un control antidopaje, amenaza con generar un conflicto jurídico internacional. La IAAF, radicada en Londres y que ha sido condenada a indemnizar al plusmarquista mundial de los 400 metros con 27,3 millones de dólares (unos 3.100 millones de pesetas), no admite la jurisdicción norteamericana, por lo que se niega a pagar dinero alguno. El caso podría continuar en los tribunales británicos y llegar al internacional de La Haya.
Todo comenzó en 1990. Reynolds, estadounidense de 28 años de edad y el hombre más veloz (43,29 segundos) en los 400 metros, dio positivo en el control antidopaje de la reunión de Montecarlo. Según los análisis de su orina, había consumido Nandrolone, un esteroide anabolizante. La IAAF decidió entonces sancionarle con una suspensión por dos temporadas que, al cabo, le privó de los Juegos de Barcelona.Reynolds defendió desde el primer momento su inocencia. Por eso no dudó en apelar a la Justicia ordinaria de su país. Así, el magistrado John Kinnearye, de Columbus (Ohio), ha terminado fallando a su favor y condenando a la IAAF a indemnizarle con 27,3 millones de dólares (unos 3. 100 millones de pesetas). De acuerdo con el criterio de Kinnearye, la IAAF habría faltado a la verdad y obrado con malicia para, a costa de Reynolds, mantener la credibilidad de sus controles antidopaje.
"El resultado del juicio ha sido favorable para mí", comentó Reynolds tras conocerlo, "pero no puede resarcir a mi familia ni, por supuesto, puede resarcirme a mí de todo el daño sufrido. Mi corazón fue destrozado". Reynolds calcula que ha dejado de ingresar entre cinco y seis millones de dólares, en publicidad y premios, durante el periodo en el que se le impidió correr. Sin embargo, al ganador de la medalla olímpica de plata en Seúl 88 lo único que le interesa ya "es establecer más récords tanto en pista cubierta como al aire libre, participar en los Juegos de Atlanta 96 y concluir como una gran estrella". "Esto es lo único que me haría feliz", apostilló.
La IAAF, a la que los abogados de Reynolds están dispuestos a retener parte de los patrocinios que la conceden marcas comerciales como Coca Cola, Visa, Mars y Mobil, no reconoce la jurisdicción estadounidense y no está dispuesta "a soltar un solo centavo". Enrico Jacomini, portavoz de su presidente, el también italiano Primo Nebiolo, aseguró que la postura de la IAAF no ha cambiado y que el atletismo no peligrará en Atlanta porque los Juegos los organiza el Comité Olímpico Internacional (COI) y su financiación no depende, pues, de ella.
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