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González critica a Benegas y Marugán por improvisar en el "caso Filesa"

Luis R. Aizpeolea

El jefe del Gobierno, Felipe González, no comparte plenamente la estrategia de la cúpula del PSOE en el caso Filesa. González se reunió el pasado 20 de noviembre -dos días después del registro de la sede socialista por el secretario judicial Ricardo Rodríguez- con el secretario de organización, Txiki Benegas, y el secretario de econonúa y finanzas, Francisco Fernández Marugán, y criticó la improvisación en sus actuaciones. No obstante, González hizo hincapié en su fuerte malestar por el funcionamiento institucional, por la actuación del juez Marino Barbero -sobre la que no quiere pronunciarse hasta finalizar el procedimiento- y por la estrategia del PP en este asunto.

González, en su reunión con Benegas y Fernández Marugán, expresó su disconformidad con algunas de las decisiones tomadas por ambos dirigentes, como la petición de amparo a los presidentes del Congreso, Félix Pons, y del Senado, Juan José Laborda, para los aforados implicados en el caso Filesa, el diputado Carlos Navarro y el senador Josep Maria Sala.. Tanto Benegas como Fernández Marugán no consultaron a González antes de tomar esa decisión. Tampoco estuvo presente González en la reunión extraordinaria que convocó la ejecutiva del PSOE el 16 de noviembre para informar sobre los acontecimientos y la estrategia del partido, tras la presentación del amparo.El jefe de Gobierno, según diversas fuentes, está muy preocupado por el desarrollo de los acontecimientos del caso Filesa y la alarma social que está originando. La sensación generalizada de corrupción está teniendo impacto en las encuestas, que vinculan el descenso del PSOE con este hecho, según puso de re-

lieve el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, en Zaragoza, el 26 de noviembre.

Discrepancia con la ejecutiva

González ha manifestado públicamente que se pronunciará cuando finalice el procedimiento. Pero miembros del Gobierno y del partido que han hablado con él coinciden en señalar que su malestar con la manera en que la cúpula socialista lleva el caso se extiende también al juez Marino Barbero y al funcionamiento institucional. Tampoco gustaron a González las declaraciones del presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, que públicamente dio el visto bueno a la decisión del juez Barbero de registrar la sede central del PSOE.González no oculta a sus interlocutores su distanciamiento de la cúpula socialista y del vicesecretario general, Alfonso Guerra. El jefe de Gobierno, afirman algunos de sus interlocutores, tiene la sensación de que "desde el partido, más que apoyo a la tarea compleja de Gobierno ante la recesión económica, lo que le llueven son problemas".El presidente del Gobierno está en una situación de expectativa. En este contexto, ha decidido abrir una ronda con los secretarios regionales y barones del partido, como ya hizo en primavera, para auscultar opiniones de los dirigentes del partido sobre la situación. El presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, José Bono, y el de la Comunidad Valenciana, Joan Lerma, inauguran la ronda.

La tesitura ante la que se encuentra González es muy delicada, porque ya ha tenido que afrontar varios casos, según informan fuentes socialistas. En los últirnos meses se han sucedido el escándalo Juan Guerra, que acabó arrastrando al vicepresidente del Gobierno; el caso Renfe, que implicó la dimisión del ministro de Sanidad, Julián García Valverde, y el caso Filesa, que desencadenó la dimisión de Guillermo Galeote como secretario de Finanzas del PSOE. Al afectar este caso al aparato del partido no se sabe hasta dónde llegarán las responsabilidades políticas, afirman las mismas fuentes.

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