_
_
_
_
_

Un oligofreníco dispara contra su padre y le destroza la mandíbula

Ana Alfageme

El anciano volvía, como cada mañana, de pasear a su perro. Cuando abrió la puerta blindada de su piso, en un elegante edificio del barrio de Fuencarral, vio a su hijo Teo, un insuficiente mental de 38 años, con su propia escopeta de caza en las manos. Olía a pólvora. Teo la disparó otra vez, y los perdigones se clavaron en la mandíbula del padre.

"Yo nunca me lo podría imaginar", decía ayer, entre notas de hilo musical, el conserje del edificio -un flamante rasca cielos cercano al hospital La Paz- donde vive T. A. M., el hombre de 68 años herido. El portero se precia de conocer a cada uno de los vecinos -son 91 pisos en la casa- y dice que Teo es un hombre muy correcto, alto y bien vestido. Nunca le vió embutido en unos vaque ros: "Sólo si hablabas con él te dabas cuenta de que no era normal, de que andaba a su rollo". Teo vive allí desde hace cinco años, cuando la casa se terminó, con otra hermana y el padre.El conserje, que suele hacer una ronda por las diferentes escaleras de la casa, sorprendió el lunes a T. tumbado sobre un charco de sangre en la escalera de mármol, junto a la puerta del servicio. "Tenía una gran herida en la barbilla", recuerda el hombre, "pero estaba consciente y señalaba el interruptor del timbre, como si eso hubiera sido la causa, algo eléctrico, pero eso es imposible". El perro guardián estaba ladrando a su lado, en la escalera.

Perdigones en el mentón

El hombre no se imaginó que el causante de la herida había sido Teo. Llamó al hospital de La Paz y del centro enviaron una ambulancia. Con sus llaves, el portero entró en la casa y le ordenó al hijo que se hiciera cargo del perro. Teo obedeció. El anciano, siempre según el relato del conserje, les indicó a los cirujanos de La Paz que había sido herido a causa de una explosión de gas.Pero los médicos encontraron perdigones dentro de la mandíbula del hombre -ingresado ayer en la unidad de cuidados intensivos con pronóstico reservado, según fuentes del centro- e informaron a la policía.

Los agentes del grupo de Homicidios de la Policía Judicial fueron a inspeccionar el piso del anciano y reconstruyeron el suceso. Mientras Teo estaba solo en casa, durante el paseo matinal de su padre con el perro, cogió su escopeta de caza, del calibre 12, y la cargó con dos cartuchos.

"Disparé contra el techo estando solo. Instantes después entraba su padre. Se debió de asustar, como los niños, y volvió a apretar el gatillo", aseguraban fuentes policiales; "hablar con él era como hablar con un niño de ocho años".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los agentes pusieron a Teo a disposición del juez de guardia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_