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Lucrecia Pérez 'regresa' a su tierra natal

Manifiesto antirracista de los vecinos de la localidad dominicana de Vicente Noble

"Lucrecia no fue a España a buscar el oro que se llevó Colón ni a reclamar el saqueo de América. Ella, consecuencia del olvido y de la miseria a que han sometido esta región gobernantes mezquinos y arrogantes, ha sido carne de cañón de grupos que se mueven bajo la sombra del anonimato español y que aún practican el racismo, la xenofobia y el sarcasmo abierto a la extranjería". Con estas palabras, lanzadas por un orador escogido del pueblo, miles de vecinos de Vicente Noble, la localidad dominicana que más personas ha dado hasta ahora a la emigración a España, despidieron ayer en un impresionante silencio a Lucrecia Pérez Matos.

La asistenta dominicana asesinada el pasado 13 de noviembre en Aravaca (Madrid) fue declarada también mártir de la emigración por el Ayuntamiento local.El entierro de Lucrecia Pérez fue sencillo y respetuoso en las formas con España y su Gobierno. Había pancartas diseminadas que pedían justicia y no promesas, freno al racismo e incluso una condena a los españoles en general. Pero éste era el reclamo de un grupo minoritario que la mayoría de los vecinos prefirieron no secundar. Si de alguna cosa se estaba ayer seguro en el pueblo es de que este crimen contra la joven emigrante no es achacable al conjunto de la población española.

El funeral por Lucrecia Pérez se celebró en el parque municipal porque la iglesia no podía acoger a todas las personas que se acercaron a darle la última despedida. Fue oficiado por el obispo de la diócesis de Barahona, el salesiano Mamerto Rivas, quien pidió al pueblo que rompa de una vez ese silencio que mantiene frente a la lacra de extorsionadores, prestamistas y traficantes de empleo que se están aprovechando de gente desdichada que, como Lucrecia, se ve obligada a empeñar todo lo que tiene para poder entrar ilegalmente en España con la intención de mejorar sus condiciones de vida.

Durante el oficio religioso, seguido por los asistentes en un silencio sepulcral, se leyeron en presencia de su viudo y hermanos varios manifiestos. Uno de ellos elaborado por los maestros del pueblo, fue toda una proclama de repudio a la xenofobia. En él se lamentaba con indignación que ha tenido que ocurrir este crimen para que tanto el Gobierno español como el dominicano reaccionen ante una situación insostenible como la de los emigrantes de Aravaca.

El sepelio se efectuó poco antes del atardecer, tras una impresionante manifestación de duelo, siempre en silencio, que recorrió todo el pueblo y que fue precedida por una bandera dominicana. Todos los escolares de Vicente Noble desfilaron en el cortejo luciendo brazaletes negros. La mayoría de estos niños son hijos de mujeres emigrantes (hay 5.140 vecinos de Vicente Noble en España) que están ausentes del pueblo.

El embajador español, Manuel de Luna, se reunió con las autoridades locales para anunciarles la decisión del Gobierno español de aplicar un plan concreto de cooperación en este término municipal.

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