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Los males de la vejez

3.000 camas 'piratas'

Las residencias clandestinas siguen proliferando

Los asilos piratas son un problema sin solucionar. La Asociación Madrileña de Residencias para la Tercera Edad calcula en 3.000 las camas que ofrecen los centros clandestinos en la región. "Suelen ser chalés o pensiones y pisos en el Madrid viejo. Se disfrazan como establecimientos hosteleros", afirma el presidente de esta patronal, Juan Antonio Moya. La Administración reconoce que es difícil detectarlos.

Los empresarios se quejan de esta competencia desleal e ilícita. A su juicio, la Administración no hace nada por impedir que se sigan abriendo centros clandestinos y éstos proliferan"."Aún hay residencias piratas. Van aflorando, aunque son difíciles de detectar", reconoce la consejera de Integración Social, Elena Vázquez. "Son muchas, pero con pocas plazas cada una. El hacinamiento es el problema más frecuente", puntualiza el jefe de servicio de la Tercera Edad, Santiago Morán.

Algunos casos difundidos dan cuenta del horror que pueden albergar cuatro paredes convertidas en almacén de ancianos. Hace dos años se encontró en la carretera de Moraleja de Enmedio a Fuenlabrada una residencia clandestina en la que una docena de personas mayores vivían sin agua potable ni calefacción. Pagaban 50.000 pesetas mensuales.

Pocos inspectores

El Gobierno regional emprendió a finales de 1990 la tarea de inspeccionar las 363 residencias privadas -85 de ellas sin ánimo de lucro- de la Comunidad. La escasez de inspectores -no llegan a la media docena- ralentiza la tarea, aunque se han cerrado cerca de una veintena de residencias.En este momento hay 144 centros ya controlados, aunque el visto bueno sólo alcanza oficialmente a los 63 recogidos en la lista que suministra la Comunidad a quienes acuden en busca de información. Por su parte, la patronal del sector prepara una guía con datos de los centros y los servicios que ofrecen.

Esta lentitud de la Administración exaspera a los empresarios de un sector que ha crecido notablemente en los últimos años y en el que incluso han comenzado a invertir bancos y constructoras. "El retraso que sufren las autorizaciones nos perjudica gravemente", afirma Juan Antonio Moya.

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EL PAÍS visitó esta semana dos pisos que acogen ancianos en el centro de Madrid. Aunque los regentes aseguraron que todo estaba en regla, ninguno mostró la documentación legal. Las habitaciones, compartidas por dos personas -cada una paga 100.000 pesetas al mes-, eran relativamente amplias y estaban limpias. Los residentes pasaban el tiempo silenciosos frente al televisor o dormitando en la cama.

La residencia, término que aún se identifica con el asilo, no es una opción muy deseada. El 93% de los mayores españoles rechaza de plano utilizarla, según los datos extraídos por el Ayuntamiento de Madrid del informe realizado, con ámbito nacional, por el Centro de Investigaciones sobre la Realidad Social.

Según este estudio, los motivos por los que aceptarían el ingreso son salud -43%- y problemas familiares -22%- La mayoría de los encuestados cree que el trato es mejor en las residencias privadas que en las públicas.

Las principales necesidades expresadas son: servicio médico especializado -64%-, ayuda a domicilio -22%- y apoyo económico a los familiares de los ancianos -14%-.

Los problemas de autonomía funcional afectan en algún aspecto de la vida a 16 de cada 100 mayores. El 73% ve a sus familiares "todos o casi todos los días" y el 14% no los ve "nunca".

En cuanto a la situación económica, 14 de cada 100 dependen total o parcialmente de la ayuda de los parientes. El 86% tiene autonomía.

Lo que más valoran los mayores es tener buena salud. En segundo lugar figura valerse por sí mismo, y en tercero, disponer de buena pensión que permita vivir sin agobios.

"Es muy duro ser viejo en Madrid", reconoce la concejala responsable de Servicios Sociales y Comunitarios, Ana María García Armendáriz.

60.000 mayores solos

Sus datos son contundentes y pintan un panorama preocupante. Casi 13 de cada 100 residentes en la capital tienen más de 65 años. De estas 464.160 personas, 154.548 superan los 75 años. Predominan las mujeres: seis féminas por cada tres hombres.La soledad es un problema más frecuente: 59.067 madrileños viven solos. El envejecimiento de la población es especialmente relevante en los distritos de Centro, Chamberí y Salamanca.

Según el estudio realizado por la concejalía en 1989, 38.900 mayores no pueden salir solos a la calle o resolver sus asuntos. Más de 100.000 tienen problemas -sobre todo de salud- que afectan a la convivencia familiar. La pensión es el quebradero de cabeza de muchos: más del 40% de los ancianos dispone de ingresos familiares inferiores a las 50.000 pesetas mensuales.

Además de estos problemas, los mayores sufren otros males cotidianos: cruzar la calle puede ser una aventura jalonada de pitidos. El Ayuntamiento intenta paliar la situación con una campaña bajo el lema "Merecen tu respeto".

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