Austeridad e injusticia

La crisis económica es una realidad ineludible. Para hacer frente a ella se están arbitrando medidas de control y austeridad en elPasa a la página siguiente

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gasto público. Conocidas algunas de las pretensiones gubernamentales, he sentido pánico, y pánico no por las medidas generales, que en algunos casos pueden estar justificadas, sino porque temo se agrave aún más la situación que, entre otros, sufre mi marido.

Él, como inspector de policía encuadrado en un grupo que opera en la lucha contra la droga, viene desde hace años usando su dinero para el desempeño de algunas labores propias de su profesión. Así, en determinadas ocasiones, y teniendo que realizar algún servicio fuera de Salamanca, debe asumirlo con absoluta responsabilidad corriendo desde el primer momento con todos los gastos que le ocasiona el desplazamiento. La misión, si es resuelta con éxito, es proclamada a todos los vientos y a través de todos los medios. Sin embargo, la indemnización con dietas de los gastos ocasionados llega meses más tarde y en ningún caso equilibra la cuenta de gastos.

Me enfrento indignada a mi marido por su actitud de desvelo y dedicación a su labor policial, reprochándole el tratamiento económico que recibe por su abnegación, temerosa, como he dicho, de que estas recompensas por servicios prestados sufran recortes aún más sangrantes. Mi pataleo es aún mayor cuando descubro que determinados cargos de la Administración usan indiscriminadamente su Visa Oro para abonar los gastos que se les ocasionan en sus peligrosos desplazamientos.

La austeridad puedo entenderla, la discriminación e injusticia, no.-