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Llegan a Madrid los 33 españoles que escapan de la guerra de Angola

Llegaron cansados y se enfrentaron con una débil sonrisa al enjambre de periodistas. Treinta y tres españoles residentes en Angola han tenido que interrumpir sus trabajos y su vida familiar porque la guerra y la muerte se resisten a abandonar aquel país. Traían poco equipaje: casi todos esperan volver cuando termine la pesadilla, aunque no pueden ocultar su amargura. "Todo el mundo tiene armas y los ánimos están crispados. La solución es muy difícil".

El 31 de mayo de 1991 fue una jornada feliz para Paloma Almorox. Ese día nació Sandra, su hija, mientras los medios de comunicación anunciaban el fin de la guerra que había arrasado durante 16 años su país de adopción: el presidente angoleño, José Eduardo Dos Santos, y Jonas Savimbi, líder de la guerrilla Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) firmaban en Roma un acuerdo de paz. Ayer, 17 meses más tarde, Paloma, con Sandra en brazos, descendía llorando del Hércules de la Fuerza Aérea Española que la ha sacado del infierno junto a otros 31 españoles. Su marido, Tomás del Castillo, canciller de la embajada de España, se ha quedado. También su cuñado Juan Carlos, oficial de comunicaciones.Pedro García Valverde llevaba un año como administrador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Luanda, la capital. "Casi todos los miembros de MSF han pasado a Namibia aunque se ha quedado un retén en Luanda". "Hemos tenido miedo, pero no creo que hayamos estado en peligro real. Hombre, por los morteros, que los veíamos caer", añade.

Ilusiones rotas

La celebración de las elecciones generales el pasado mes de septiembre, que dieron el triunfo al gubernamental Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), abrieron las puertas a la normalización del país. La ofensiva de UNITA, frustrada por su derrota en las urnas, las cerró de golpe. Los muertos rebasan los 1.500. "Nos temíamos algo así. Había movimientos raros. Lo que no sabíamos era cuándo saltaría", comenta Pedro.

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Casi todos los llegados quieren regresar a Angola en cuanto las cosas se calmen, pero muestran su escepticismo respecto a las últimas noticias, que hablan de un acercamiento entre el Gobierno y la guerrilla. "Siempre dicen lo mismo, la posibilidad de que alcance un acuerdo es muy dificil", asegura María Larrea, funcionaria de Naciones Unidas. "Todo el mundo tiene armas, y no las van a devolver. En cuanto la cúpula de UNITA se reunifique, volverán a atacar".

Por ahora, tratarán de olvidar el horror vivido. "Anteayer estaban quemando los cadáveres en las calles de Luanda", dice María con amargura.

En el avión venían además diez portugueses y 26 ecuatorianos que trabajaban para la empresa española Elecnor. En Angola, sin embargo, se ha quedado la mayor parte de la colonia española, unas 120 personas. "Son religiosos en su mayoría, o gente que lleva ya muchos anos y que prefieee aguantar hasta el final"suspira Paloma.

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