Los más olvidados
En vista de la evolución que la guerra en los Balcanes ha experimentado, me parece algo maravilloso que cientos de personas se ofrezcan para acoger a niños yugoslavos durante este invierno. Niños que tal vez un día fueron felices y hoy se ven obligados a abandonar sus hogares y familia, quizá para no volver jamás. Incluso puede que muchos de ellos no abracen otra vez a sus padres, bien porque hayan muerto en el frente, bien en la cola del pan.Sin embargo, en otro extremo del mundo (esta vez en el hemisferio sur) encontramos a niños que probablemente no hayan sido nunca felices: los somalíes. Pero, ¡claro!, ellos ya están acostumbrados a una vida' sin lujos ni comodidades, y por eso no es necesario que sean acogidos por familias del mundo desarrollado. Además, ¿quién mete a un negro en casa? En cualquier caso, sería acostumbrarles mal, acostumbrarles a una vida que no es para ellos.El hombre se adapta al medio, nunca mejor dicho. En Somalia, a pesar de ser un país con elevadísimo índice de mortalidad, por la guerra (cuyas armas son proporcionadas por los países desarrollados), el hambre y las enfermedades, viven hombres. Por supuesto, sería injusto sacarles de su hábitat natural para llevarlos a un mundo acomodado donde estamos todos bien satisfechos (al menos aparentemente).
¿Qué dignidad otorgamos a estos hombres que no eligieron dónde nacer? Que cada uno responda a la pregunta conforme a su conciencia.-