La gran banca reajusta sus plantillas y sus costes mediante prejubilaciones pactadas individualmente
El parón de la economía, los cambios en las políticas comerciales, las plantillas hinchadas y el encarecimiento de los costes son cuatro de las razones que han movido a los grandes bancos a buscar fórmulas de reajuste. Una de ellas, tradicionalmente acentuada en tiempos de crisis, es la prejubilación voluntaria pactada de forma individual. Los sindicatos, por su parte, hacen la vista gorda a esta práctica, puesto que, de lo contrario, estarían abocados a las siempre más costosas regulaciones de empleo.
Reducir costes. Ésa es la gran obsesión de los máximos responsables de las grandes entidades financieras españolas, ahora acentuada por la desfavorable coyuntura. El encarecimiento de la materia prima -ahora los bancos pagan mucho más caro el dinero que captan- limita las posibilidades de controlar los costes. La especialización, la eliminación de las oficinas redundantes y, sobre todo, el recorte de los costes laborales son las soluciones teóricas manejadas por los bancos.En la práctica, las prejubilaciones pactadas individualmente son una de las fórmulas que más están empleando los grandes bancos. Con ellas, aunque cada entidad es un caso distinto, consiguen recortar los costes, bien por el ahorro directo que pueda suponer el recorte de la plantilla, bien de forma indirecta a través del cierre de oficinas y la concentración y especialización de otras. No siempre la aplicación de las prejubilaciones supone una reducción real de las plantillas, sino su rejuvenecimiento en busca de agresividad comercial.
Los sindicatos, por su parte, hacen la vista gorda porque se trata de pactos individuales entre empresa y empleado y porque rechazan la otra posibilidad: regulaciones de empleo, cuyo coste recaería en buena parte en la Seguridad Social. También cuenta el coste político para las centrales. Sus cálculos indican que las entidades que más usan esta práctica son Banesto y Central Hispano (BCH), pues tienen las plantillas más envejecidas e infladas.
El BCH tiene abierta una oferta destinada a empleados con más de 57 años a los que garantiza el 100% del sueldo líquido pensionable y un conjunto de coberturas que varían según la edad en la que el trabajador acepte esta jubilación voluntaria. Fuentes de la entidad calculan que unas 1.400 personas se acogerán a esta fórmula antes de que acabe el año.
El Banco Bilbao Vizcaya (BBV) utiliza las prejubilaciones con cierta intensidad desde su fusión, hace ya cuatro años, según reconocen fuentes de la entidad. Dichas fuentes precisan que no hay una oferta concreta para todos los casos, sino que se negocia individualmente desde el principio. Fuentes sindicales calculan que unos 1.000 empleados del BBV optan por esta solución cada año.
Banesto tiene 3.500 trabajadores con más de 55 años y menos de 65, lo que supone el 20% de la plantilla. Fuentes de la entidad estiman que, utilizando las prejubilaciones pactadas individualmente, se reducirá la plantilla en unas 1.500 personas. Una meta, en opinión de los sindicatos, prácticamente inalcanzable, "puesto que la propuesta de Banesto es una de las peores". La entidad que preside Mario Conde ofrece la retirada con el sueldo completo, pero congelado en el momento de la firma del acuerdo.
Este sistema de prejubilaciones se utilizó en la anterior crisis de principios de los años ochenta, y en algunas entidades, como el Popular, es un proceso abierto hace años. En ese banco, este año se han acogido a prejubilaciones y jubilaciones anticipadas 170 personas y se prevé que la cifra no aumente hasta fin de año. La mayoría tienen entre 60 y 65 anos, y muy pocos 55 o 56. Las condiciones que ofrece garantizan el cobro del 100% del salario de convenio y su actualización hasta que el trabajador cumpla los 65 años.
El Santander es, junto al Popular, el que mejores condiciones ofrece a los prejubilados, a juicio de los sindicatos. El banco cántabro, aunque no tiene un plan definido, suele dirigirse a personas que han cumplido 55 años. En las últimas negociaciones, la oferta consistía en revisar el salario base, en tanto que el resto quedaba congelado. Una vez cumplidos los 60 años, la entidad complementa la pensión de la Seguridad Social hasta el 100%. La parte del salario que había quedado congelado en el periodo de prejubilación sigue siendo abonado.
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