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La guerrilla salvadoreña prosigue su desmovilización pese a la tensión reinante

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) desarmó ayer un total de 1.800 guerilleros correspondientes al tercer plazo de desmovilización exigido en los acuerdos de paz de El Salvador. El desarme, que eleva al 60% el número de guerrilleros desactivados en los que va de año, se produce con retraso y en el momento más dificil del proceso de pacificación, cargado de protestas contra el Gobierno por su reciente negativa a emprender la depuración del Ejército.La decisión del FMLN, en la víspera de la prórroga que fija ahora en el 15 de diciembre el fin del proceso de reconciliación, dejó al Gobierno que preside Alfredo Cristiani deprovisto de argumentos, ya que, 48 horas antes, éste, presionado por la todavía influyente extrema derecha de su país, decidió condicionar la purga y la reducción del Ejército al desarme definitivo de la guerrilla, cuyo armamento exige que, pese a estar bajo control de las Naciones Unidas, debe ser destruido inmediatamente.

La desmovilización se produjo en los 15 puntos de concentración de la guerrilla, si bien se escogió el poblado de Guarjila, en el departamento de Chalatenango (90 kilómetros al norte de San Salvador), para celebrar una ceremonia a la que asistió el comandante Ferman Cienfuegos, uno de los cinco máximos jefes de la guerrilla. A unos kilómetros se encontraban los militares de la ONU encargados de verificar esta entrega.

Cienfuegos pidió sosiego a sus unidades, que le escuchaban en formación. La guerrilla, que actuó muy disciplinadamente en este acto, no estaba, sin embargo, muy convencida ayer de lo que estaba haciendo, especialmente tras las últimas acciones de Cristiani y el Ejército, ahora convertidos en obstáculos para la paz.

Este comandante acusó al Gobierno salvadoreño de emprender "una campana agresiva contra el FMLN", si bien precisó que "la comunidad internacional no lo va a aceptar porque en El Salvador se está jugando el prestigio de la ONU, ya que éste es el único país del mundo donde se da un ejemplo gradual de cómo se puede alcanzar la paz entre comunidades enfrentadas".

Los guerrilleros, uno a uno, fueron intercambiando sus armas por un certificado de desmovilización que expedían sobre el terreno los militares, en su mayoría españoles, de Naciones Unidas. Con el desarme general de ayer son ya 4.800 los combatientes del FMLN desactivados hasta el momento. Quedan, por tanto, otros 4.000 que tendrán que entregar sus armas en dos nuevas fases previas al 15 de diciembre.

La mayoría de las armas entregadas ayer eran ligeras, especialmente fusiles de asalto M-16, porque el armamento pesado, como explicó a este periódico el jefe de la misión militar de la ONU, el general español Víctor Suanzes, aunque se depositan en el mismo contenedor llegan por otro camino. En Chalatenango, según mostraron a EL PAÍS los militares de la ONU, hay ya bajo control armamento pesado, como morteros de 120 milímetros y misiles del tipo Sam-14.

Todo este armamento se guarda, bajo custodia mixta del FMLN y la ONU, en estos contenedores. Suanzes explicó que está garantizada la custodia de este armamento, y dijo que confiaba en el 1 de diciembre próximo como fecha para que se pueda a empezar a destruir todo este material.

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