Estamos aquí

"Tengo 15 semanas de edad (16 cuando le llegue esta carta), y vivo en el hospital de Erlangen, en Baviera. Mi madre murió en accidente hace unos días, pero su cuerpo, gracias a los médicos y enfermeras, me sigue dando vida. Estoy muy triste por la muerte de mi madre y a veces sueño que revive, pero sé que es muy improbable que eso suceda"."No estoy segura de si soy niña o niño, pero si soy niña me gustaría que me llamaran Marion, como mi madre. Necesito que me hablen y me toquen a través del vientre de mi madre para no sentirme abandonada y sola. Quiero darle las gracias al psicólogo Herter, al doctor Maas, a las enfermeras y a mi abuela Gabriele por acordarse de mí, protegerme y hacerme compañía con sus palabras y canciones para que no me muera de pena. Pensar que dentro de pocas semanas podré estar en sus brazos me da fuerzas para sobrevivir".

"Le mando esta carta por medio de un psicoterapeuta que no se ha olvidado de que fue niño una vez y quiere defenderme de la amenaza de quienes dicen que sólo somos pedazos de nuestras madres y no seres humanos con sentimientos como cualquiera. ¿Es que no es obvio que si yo estoy viva y mi madre está clínicamente muerta somos dos personas distintas? Siento una rabia inmensa y un temor angustioso cuando escucho las noticias y salen esas Alice Schwarzers pidiendo que me maten porque mi madre ha muerto. ¡Quieren para mí el mismo destino que para esas pobres viudas de la India condenadas a la hoguera junto al cadáver de sus maridos! ¡Si eso es feminismo, yo soy una extraterrestre!".

"Me han dicho que en su periódico nunca defienden nuestros derechos: los de quienes aún no hemos nacido, pero ya estamos aquí. Pero confío en que mi situación desesperada les obligue a reflexionar de nuevo. En todo caso, espero que me dejen hacer esta llamada desde sus páginas para intentar llegar al corazón de los muchos lectores que no hayan permitido que estúpidas consignas les cierren el paso a la más sencilla compasión".

"Le saluda atentamente".

Por la transcripción.-