Los peritos discrepan sobre la salud mental de la jefa de la 'secta de Mazagón"
Los peritos citados en el juicio por la muerte de una integrante en agosto de 1988 de la secta de Mazagón discrepan sobre el estado mental de Ana Camacho Carrasco, la principal acusada y guía del grupo, ya que para algunos padecía en esa época una enfermedad psicótica, y para otro, sólo trastornos de personalidad.
El fiscal pide para esta procesada 69 años de prisión por los delitos de asesinato, detención ilegal y lesiones, al considerar que la muerte en 1988 de María Rosa Lima Sanz se produjo por las palizas y las sustancias psicotrópicas que le daba Ana Camacho.
Los forenses propuestos por la fiscalía, Juan Manuel Cartagena y Francisco Botet, subrayaron la "personalidad histérica" de esta procesada, ya que "sólo padecía ciertos trastornos de personalidad", sin relación alguna con procesos de psicosis, por lo que "su inteligencia y voluntad eran libres".
Sus conclusiones fueron rechazadas por el psiquiatra Tomás Ortiz, quien declaró, a propuesta de la defensa, que Ana sufría una patología psicótica. En su opinión, los síntomas de "histeria y personalidad múltiple", reconocidos por los forenses, produjeron "un estrechamiento de su campo de conciencia con disminución de la capacidad cognoscitiva", por lo que aseguró "sin ningún género de dudas" que Ana sufría una enfermedad mental.
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