El dedo amputado de Torreblanca

El inconveniente de llamarse Mónica, ser estudiante y aparentar unos 16 años ha tenido en jaque a las familias de dos jóvenes muertas en el accidente del autobús de Torreblanca (Castellón) el pasado 19 de agosto. A una la enterraron en Olessa de Monserrat y a la otra en la Línea de la Concepción. La tragedia que envolvió los trámites del sepelio impidió la revisión de los cadáveres, pero la sospecha de un error movió a una de las familias a la comprobación. La policía de Algeciras, tuvo que pedir que le remitieran el dedo índice de uno de los cuerpos para identificarlo.

Las dos viajaban en aquél autobús que, todavía sin saber cómo, a las 18.43 horas del 19 de agosto "inició el trazado de la curva a una velocidad muy superior a la que las leyes físicas permitían".Mónica Terroba Andrades y Mónica Reifs García formaban parte de los 57 pasajeros (uno más de los autorizados) que viajaban de Cataluña a Andalucía en un vehículo pirata.

En aquel momento, según el informe técnico de la Guardia Civil de Tráfico "consciente de ello, el conductor percibe la situación de conflicto y lleva a cabo la correspondiente maniobra evasiva invadiendo el arcén derecho hasta que sobrevino el vuelco y la caída sobre la zanja", añade el informe oficial. "La forma de la zanja impidió cualquier movimiento posterior del vehículo que hubiese permitido una mejor disipación. de la energía, único reproché permisible a la vía, lo que sin lugar a dudas, redundó en un resultado tan luctuoso": 46 muertos y 11 heridos.

El aplastamiento invertido del autobús masacró a los pasajeros contra el talud, hecho que no obstaculizó aparentemente su, identificación al no haberse producido ningún incendio. Al cadáver número 28 se le atribuyó el nombre de Mónica Terroba y al penúltimo, que llevaba el número 44 se le identificó como Mónica Reifs.

La primera había nacido en la Línea de la Concepción el 21 de abril de 1976, la otra era vecina de Olessa de Monserrat desde el 30 de abril de 1975.

Sospechas

Con estas identidades se procedió al traslado y sepelio de los cadáveres en sus respectivas localidades de residencia. Pero una sospecha comenzó a calar entre los familares de una de las Mónicas: su Mónica podría no ser la enterrada en el cementerio de su pueblo. La maleta que recibió la madre de Mónica Reifs con las ropas que llevaba cuando la identificó (completamente desfigurada en Cástellón) no coincidían con las de una fotografía de su hija aparecida en un diario.

El juzgado de Castellón que lleva el caso de Torreblanca encomendó la tarea al Grupo de Policía Científica de Algeciras. En el caso de la enterrada en La Línea de la Concepción bastó la extracción de un fragmento de la epidermis de un pulgar de la supuesta Mónica Terroba Andrades para determinar que su necrorreseña no correspondía con el que, figura en la la ficha del DNI con ese nombre.

En el caso del cadáver inhumado en Olessa de Monserrat hubo de procederse a la amputación de su dedo índice y remitirlo a la policía de Algeciras. En su informe pericial certificaba que el cadáver enterrado en la Línea a nombre de Mónica Terroba correspondía al de Mónica Reifs y el de Olessa de Monserrat a la otra joven, a Mónica Terroba.