El necesario 'off-off'

Pertenece En el río a un género integrador, derivado en cierta medida de la ópera, en el que conviven voz, música, teatro y artes plásticas. Tiene cierto toque off-off, de propuesta marginal, pero posee una creatividad a flor de piel y los diferentes lenguajes se complementan con naturalidad, sin pedantería ni autosuficiencias.Está soportado fundamentalmente por la música. Una cinta electroacústica procesada digitalmente, por ordenador, convive con la voz de la mezzosoprano Paz Abeijón, permanentemente en escena. Sus intervenciones tienen melodía o lamento, preponderancia tímbrica o valor textual, según los momentos. Se alternan con unos poéticos textos de Jamaica Kincaid, escritora caribeña residente en Nueva York, bien recitados por tres actores.

La historia está ilustrada por una gran escultura de madera con un curso de agua que simboliza un río y sus transformaciones -el río es el centro de la vida, como en la película del mismo título de Renoir- y unos títeres cuyo movimiento y expresión dramática simbolizan la condición humana. Hay denuncia y tristeza por la degeneración y destrucción del medió ambiente, por la impotencia ante el deterioro. La música aporta el clima de misterio y tensión, el foco principal de atracción artística. Las imágenes se sitúan en un terreno de belleza turbadora, con una sensibilidad que también poseen las palabras, siempre sugerentes. Hay una llamada de atención por el ecologismo, pero sin demagogia.

El espectáculo mantiene un ritmo narrativo sin altibajos. Son necesarias este tipo de apuestas para mantener mínimamente viva una cultura de creación. El teatro Pradillo, un lugar insólito en Madrid por su originalidad y enfoque, amenaza sin embargo cierre por el aviso de suspensión de las subvenciones que poseía de los organismos oficiales, mínimas por otra parte. Es un síntoma más de la degradación actual de la cultura del espectáculo en España, de su carácter cada vez más minoritario y aislado.