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Ordenadores espias y saboteadores

Roger Penrose demostró este fin de semana en El Escorial que es un hombre preocupado por las consecuencias de los descubrimientos y aplicaciones de la ciencia y la tecnología. Aunque considera la futurología algo fuera de su alcance en general, y sus intervenciones en el debate fueron escasas, cuando se le pidió que resumiera su opinión sobre el futuro del planeta, destacó las implicaciones, "a veces sutiles e inesperadas", de avances en campos variados, desde la medicina y biología a los ordenadores y comunicaciones.El matemático señaló la necesidad de que exista un mecanismo u organismo para la valoración de estas implicaciones que sea independiente de las presiones de Gobiernos e industrias.

Ya en su campo científico, la física y la cosmología, Penrose sí se atrevió a hacer predicciones. Cree que el modelo actual del universo, con origen en una gran explosión, permanecerá sin grandes cambios, aunque no espera que sobreviva la llamada cosmología inflacionaria, teoría que intenta explicar la evolución del universo en los primeros instantes. Sin embargo, piensa que no sucederá lo mismo con los modelos actuales de física a pequeña escala (teoría de las supercuerdas o comprensión de la mecánica cuántica, por ejemplo).

Virus invisibles

Los ordenadores, piensa Roger Penrose, se seguirán desarrollando a un ritmo "casi alarmante" y tendrán aplicaciones no previstas que afectarán la vida de las personas, aunque se reafirma en las tesis de su libro La nueva mente del emperador, ya que señala que no alcanzarán la inteligencia verdadera, algo diferente de su función de cálculo.

Aunque no tiene pruebas, al matemático no le asombraría saber que ya se están produciendo actividades de espionaje y sabotaje en los ordenadores, por virus invisibles que se autodestruyen tras cambiar o destruir datos, o por medio de la captura de datos sin que queden huellas.

"Hasta ahora sólo hemos visto que los que introducen virus en los ordenadores son aficionados que se limitan a causar problemas leves o gastar bromas, pero no se puede evitar pensar en el riesgo de que se haga lo mismo en plan profesional, por industrias o Gobiernos interesados en secretos o en interceptar las redes de comunicaciones que recorren el mundo", afirma.

La transferencia instantánea de capitales que permite la informática y su influencia en las convulsiones financieras es otra de las consecuencias no suficientemente previstas, en su opinión, de la utilización de los ordenadores.

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