La nueva 'glásnost'
Los documentos son abrumadores. Sin duda alguna, en la primavera de 1990, Moscú admitió por fin la evidencia de que la matanza, ocurrida 50 años antes, de 26.000 oficiales y funcionarios polacos había sido obra de los soviéticos y no de los alemanes. Pero al denunciar a los servicios secretos y sus esbirros lo que hacían era proteger al partido y a su dirección. El mismo día en que Gorbachov dijo que había ordenado una investigación transfirió a sus archivos personales lo que se puede llamar la firma de la matanza, los documentos que confirmaban que la decisión se había tomado "según las reglas", si se puede decir así, por las más altas autoridades del partido comunista.Éstos son los documentos que Borís Yeltsin ha hecho publicar, así como las explicaciones mucho más completas de un daño más reciente del desaparecido régimen que supone la destrucción de un Boeing civil surcoreano en Sakhaline en 1983. En el mes de agosto pasado, un diario moscovita publicó informaciones de una reunión del Buró Político en las que el futuro secretario general Mijaíl Gorbachov había justificado las acciones de los militares soviéticos y defendido una actitud agresiva respecto a las acusaciones occidentales.
Se puede decir que esta nueva glásnost surge de diferentes puntos en comparación con aquella anterior que provocó la caída del antiguo jefe del partido comunista, y que aspira a ponerle en dificultades. ( ... )
16 de octubre
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