_
_
_
_
_
Reportaje:

La desesperación del Duce

Mussolini pidió a España, cuatro días antes de morir, que pactara su rendición

Benito Mussolini pidió el 25 de abril de 1945 al entonces cónsul de España en Milán, Fernando Canthal, que iniciara gestiones para negociar su propia rendición frente a los aliados. El diplomático español, que acogió la demanda con escepticismo, no llegó, sin embargo, a comenzar ningún trámite, ya que el Duce fue ajusticiado por un grupo de partisanos sólo tres días más tarde, según trascendió el siguiente domingo, 29 de abril, cuando su cadáver y el de su amante, Clara Petaci, fueron expuestos a las iras del público en la plaza de Loretto, en Milán, colgando boca abajo.

Más información
Las hermanas Petaci

De la demanda de Mussolini da cuenta un despacho fechado en la capital lombarda el 6 de mayo de 1945, que el cónsul Canthal remitió al teniente general Francisco Gómez Jordana, conde de Jordana, entonces ministro español de Asuntos Exteriores. La copia de registro de ese informe y otros documentos relativos al periodo 1943-1945, durante el cual el cónsul en Milán actuó como único enlace del régimen de Franco con la República de Salo, se encuentran en la caja fuerte del consulado, según ha verificado José Antonio Zorrilla, actual jefe de la delegación diplomática. "Los hechos son claros. Corresponde a los historiadores valorarlos", dice Zorrilla, que ha enviado los documentos a los archivos de Exteriores en Madrid."Me llamó el Duce el día 25 por la tarde para rogarme que hiciera una gestión reservadísima y delicada en Suiza, la cual no pude realizar por la precipitación con que se sucedieron los acontecimientos. Se trataba de hablar con el ministro de Inglaterra en Berna [el consejero de la Embajada británica en la capital suiza], a lo que accedí, ya que conozco personalmente al señor Norton", se lee en el informe redactado por Canthal.

"Debía iniciar un preámbulo de negociación para una rendición", prosigue el cónsul, "pero deseaba que no se destruyese el fascismo del todo, por ser una fuerza aprovechable para una lucha ulterior contra el bolchevismo. Quería también que no fuese perseguido el fascismo que renace en la Italia ocupada por los aliados. Aunque todo me pareció una quimera, dada la mentalidad de los aliados, prometí al Duce que marcharía enseguida a Berna para dicha gestión".

Diálogo con los partisanos

Canthal se hace eco también de los contactos que el Duce mantuvo con los partisanos, al indicar que "entretanto, se habían seguido las negociaciones ya indicadas bajo los auspicios del cardenal Schuster, arzobispo de Milán", y que "el propio Mussolini llegó a entrevistarse con el general [Raffaele] Cadorna, jefe del movimiento de resistencia, en el palacio del cardenal".. "Pero el Duce se reservó el derecho de reflexionar antes de acceder a la demanda de rendición y escapó de Milán sin ceder, seguramente con la esperanza de que mi gestión en Suiza le fuese más favorable".La historia constata que Mussolini, tras salir de la capital lombarda hacia Como en la noche del 25 de abril, aprovechando la protección de una columna de carros de combate alemanes que se retiraba hacia el Norte, cayó en manos de la resistencia, confirmándose el temor que había sentido desde que la conquista de Bolonia, el 21 de abril, abriera el valle del Po a los aliados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"En esta última entrevista conmigo", escribió el cónsul español en Milán, "estaba Mussolini agitadísimo, con los ojos fuera de las órbitas, y se veía abiertamente su desesperación. Me dijo: 'Esto se acaba. Los soldados se marchan y no tengo gente".

Era el tercer encuentro mantenido por Canthal con el Duce en el año y medio transcurrido desde el 24 de octubre de 1943. En esa fecha, y sobre un documento calificado de "muy reservado", redactó Domingo de las Bárcenas, a la sazón embajador de España ante la Santa Sede, las instrucciones cursadas al cónsul en Milán de "servir de enlace, de hecho ( ... ) sin asumir en ningún caso la condición de agente diplomático ni oficioso", con la estrafalaria república que el Duce, rescatado por los alemanes, estableció junto al lago Garda, a 120 kilómetros de Milán.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_