San Ignacio no quiere que sus hijos se 'enganchen'
Una vez más, es un barrio del sur y de las afueras de Madrid el que se une a la oleada de protestas contra el menudeo de heroína. Se trata del vecindario de San Ignacio, en Cuatro Vientos, preocupado por el alarmante aumento de la venta del estupefaciente en los soportales y patios de un centro comercial que lleva el nombre de la barriada. En este caso, los manifestantes están especialmente preocupados por sus hijos: temen que se puedan enganchar a la heroína.Gregorio Revilla, de 46 años y dueño de una pollería en el centro comercial, lo explicaba ayer así: "Ves a los chavales hermosos y sanos, y a los seis meses parece que la vida se ha ido de sus cuerpos". Lali García, dependienta de 41 años, explica que en la zona hay seis colegios y un instituto, y que han visto cómo a la puerta, de los centros de enseñanza regalan las papelinas "para hacer clientela para el futuro". Mientras, las amas de casa que acuden al centro a hacer sus compras están francamente asustadas. Carmen Romero, de 47 años, se hace acompañar por su hijo de 21 para comprar los alimentos.
Los vecinos han señalado con flechas negras los portales donde se vende heroína, y los chavales del barrio que hacen pintadas en las paredes se han unido a la protesta de, sus padres, llenando las paredes del mercado de grafitos contra la droga.
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