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La polícia impide entrar a la sede de la fundación de Gorbachov en Moscú

A las ocho en punto de la mañana, tres autobuses llenos de policías se presentaron ayer en el edificio que hasta el miércoles usufructuaba la fundación de Mijaíl Gorbachov para impedir la entrada al centenar largo de empleados de la institución, incluido el ex presidente soviético. "Van a encontrar dentro lingotes de oro, millones de dólares y cargamentos de armas" comentó sarcásticamente Gorbachov en la calle ante el espectacular despliegue utilizado por el Gobierno para cumplimentar la orden de "embargo", decretada unas horas antes.

"Se trata de un acto de represalia política, que revela la debilidad y el carácter autoritario de Yeltsin", indicó Gorbachov horas más tarde. La expulsión del ex líder soviético y sus hombres del edificio que les había sido cedido en diciembre pasado, cuando dimitió como presidente de la desaparecida URSS, es, por el momento, el último capítulo de la larga persecución a que Gorbachov es sometido por el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, el aliado de los primeros años de la perestroika que se ha convertido en su más enconado rival.La primera represalia se produjo a primeros de junio. Gorbachov criticó con acidez el modo en que Yeltsin realizaba la reforma económica en una entrevista al diario Komsomólskaya Pravda y eso le valió una fulminante nota oficial del Kremlin, en la que que se le advertía que iban a darse "los pasos necesarios para que "el rumbo de la reforma no resulte perjudicado". Inmediatamente después se le retiró la limusina oficial de que disponía desde diciembre.

El miércoles pasado, en el mismo diario, Gorbachov se atrevió a decir que Yeltsin era "claramente incapaz de cumplir con sus obligaciones adecuadamente" y que, en consecuencia, era necesario crear un Consejo Supremo de Estado para gobernar el país. La respuesta no ha sido menos fulminante: la misma tarde del miércoles el líder ruso emitió un decreto que entrega a una nueva Academia de Finanzas el edificio de oficinas de la Fundación Gorbachov y arrebata a esa misma institución la mansión en la que hasta ahora alojaba a sus huéspedes. Y sin conceder plazo para el desalojo ordenado, la policía tomó ayer las entradas al edificio.

"¡Siento vergüenza ajena!"

"¡Siento vergüenza ajena!", exclamó Gorbachov en la calle, rodeado de periodistas y empleados. "¡La policía ha acordonado el edificio como si se tratara de un nido de espías!". El ex líder soviético, que se considera una cabeza de turco elegida por el poder para desviar la atención de los problemas que padece Rusia, no rebajó el nivel de sus críticas: "El Gobierno ha llevado al país a una situación extrema y ahora no sabe qué hacer: el poder está paralizado, la economía se ha desplomado y la gente puede lanzarse a la calle en cualquier momento", manifestó.Los empleados de la fundación están convencidos de que el asedio a Gorbachov, además de responder a rencillas personales, es un intento de impedir que el ex presidente retorne a la política activa. De hecho, la gran. escalada de acciones contra él se ha producido inmediatamente después de que el miércoles de la semana pasada el ex líder soviético apuntara que no descartaba volver a la arena, aunque "todavía" no era el momento. Dos días después el Tribunal Constitucional le prohibió salir de Rusia, porque se había negado reiteradamente a comparecer en el juicio sobre el PCUS.

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