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Helmut Kohl, agredido físicamente en la conmemoración de la unificación alemana

Un hombre vestido de oscuro, que fue inmediatamente detenido, agredió ayer al canciller Helmut Kohl cuando éste paseaba por la ciudad de Schwerin -en la antigua República Democrática-, donde ayer se celebraba la ceremonia oficial comnemorativa del segundo aniversario de la unidad alemana. Kohl se tambaleó por unos instantes, aunque no parece que la agresión haya tenido consecuencias graves. Las fuertes medidas de seguridad y la presencia de más de 2.000 policías de las fuerzas de élite de la Bundesgrenzschtz no pudieron impedir que la ola de violencia que vive Alemania llegara al propio canciller.

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Kohl salía del teatro principal de Schwerin, en lo que fue República Democrática Alemana, tras la ceremonia oficial, y fue rodeado por gente que le aplaudía. Mientras transcurría la ceremonia, la policía ya, había conseguido alejar del camino de Kohl a un grupo radical de izquierdas que se había hecho notar con anterioridad y efectuó 18 detenciones. Sin embargo, de entre los admiradores del canciller salió la persona que le agredió. "Mirad sus caras", dijo Kohl tras reponerse, esto es claramente odio nazi".Fuentes de la policía y del Gobierno aseguraron que el encontronazo fue accidental. Sin embargo, testigos presenciales, incluido un cámara de televisión, subrayaron que el ataque tenía los visos de estar preparado.

Desde hace días, varios grupos radicales de izquierda habían anunciado su presencia en Schwerin, dejando clara su intención de aguar la fiesta. La presencia masiva de policía ya no pudo evitar que, al comienzo de la ceremonia, los manifestantes, al grito de "¡Fuera Kohl!" y "¡Mentiroso!", se hicieran notar cuando llegaban al teatro principal de la capital de Mecklemburgo-Antepomerania las autoridades del Estado, el Gobierno en pleno, miembros de los partidos de la oposición y representantes sindicales y de la industria.

Una persona lanzó tres huevos contra Kohl cuando salía de su vehículo. Ésta es la tercera vez que le llegan este tipo de proyectiles, y siempre en la antigua Alemania comunista. En la primera ocasión, en Erfurt, se estrellaron contra la pared; en la segunda, en Leipzig, acertaron, y ayer se quedaron a escasos centímetros.

Ya en el interior del teatro, el presidente federal, Richard von Weizsäcker, hizo un llamamiento contra la violencia, el odio a los extranjeros y el resurgimiento del nazismo. "Los ataques a los extranjeros y a sus albergues son inaceptables", dijo. "Los asaltos racistas y antisemitas nos molestan profundamente. Cualquiera que ejerza esta violencia en el interés de Alemania está abusando de nuestra nación". Weizsäcker pidió a los alemanes que no se resistan a hacer "pequeños sacrificios financieros" para poder reconstruir la antigua Alemania comunista. [Por su parte, Kohl dijo: "El racismo y antisemitismo son una. vergüenza para Alemania". "Uno de nuestro deberes", prosiguió, "es la defensa de nuestra democracia y los extremistas deben sufrir la dureza de la ley"].

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Centro de violencia neonazi

La, ahora, fiesta nacional se celebra cada año en la capital de uno de los Estados federados, y el hecho de que en esta ocasión le tocara a Schwerin era de por sí sintomático. Este land ha sido el centro de la violencia neonazi en los últimos meses. Rostock, Wismar y Straslünd se encuentran en Mecklemburgo-Antepomerania. El Gobierno había preparado una gran fiesta en las calles con tenderetes de cerveza y comida, fuegos artificiales y actuaciones, pero todo ello no pudo evitar que la jornada fuera sombría.

A última hora de la tarde, los dos puntos donde se preveían incidentes graves, Berlín y Dresde, permanecían tranquilos. En la capital formal de Alemania, una manifestación organizada por grupos de izquierdas contra el desempleo y el deterioro social congregó a unas 5.000 personas y no se habían producido incidentes. En la capital sajona, varios centenares de neonazis pertenecientes a Ofensiva Nacional, uno de los grupos más radicales, desfilaron también por la calle al solemne ritmo de un tambor, tras haber conseguido que un juez levantara la prohibición del municipio. Carteles felicitando a Hitler y cruces gamadas adornaban la marcha. Otros centenares de neonazis hicieron lo mismo en la localidad de Arnstadt. En Francfort, donde se celebra la Feria del Libro, más de 10.000 personas, entre las que se encontraban varios centenares de editores internacionales y la plana mayor de Los Verdes, desfilaron contra el nazismo y la xenofobia. Y en muchas otras ciudades se celebraron manifestaciones contra la violencia fascista. En Nuremberg hubo más de 6.000 manifestantes. Pero las autoridades temían especialmente lo que pudiera suceder a lo largo de la noche, tras un día de fiesta y bebida.

En las horas previas del Día de la Unidad, los neonazis dejaron una muestra de lo que pueden hacer. El cementerio judío de Bad Canstatt amaneció con las lápidas derrumbadas y pintadas con cruces gamadas. En Strausberg, a las afueras de Berlín, la policía detuvo a unos jóvenes que escupían a un monumento que comnemoraba el holocausto.

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