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El presidente pide al Congreso que ayude a Dinamarca y al Reino Unido

El presidente del Gobierno, Felipe González, pidió al Congreso que actúe con cele ridad para acudir en ayuda de los primeros ministros del Reino Unido, John Major, y Dinamarca, Poul Schlüter, que tienen dificultades para sacar adelante el tratado. González respondía así al CDS y al Partido Aragonés, que querían aplazar la ratificación parlamentaria de Maastricht. "La prudencia", replicó González a los que pedían cautela, "aconseja que ayudemos a algunos gobiernos que no gozan de la misma ventaja" que el Parlamento español, en el que existe una casi unanimidad a favor de Maastricht, aunque subsisten discrepancias sobre los plazos en los que debe aprobarse.La alusión del jefe del Gobierno a Major y, sobre todo, a Schlüter, era evidente. "Hay que darle resuelta la ratificación de 10 países y, si fuera posible, la de 11 ", es decir incluyendo al Reino Unido, prosiguió González, refiriéndose a su homólogo danés, que el año próximo tiene la intención de convocar un nuevo referéndum para evitar que su país se desenganche de la construcción europea.

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Al actuar con celeridad, afirmó González ante el pleno, "podríamos transmitir a nuestros socios un mensaje positivo", ya que "están esperando que otros les ayuden con su ratificación". Los que intentan demorarla en el fondo "ocultan el deseo de frenar el proceso de integración", dijo.

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Miquel Roca, portavoz de CiU, secundó inmediatamente el argumento. "Nos hemos quejado siempre", recordó, "de que España iba a remolque en las grandes cuestiones internacionales. Pues en esta cuestión no. No vamos a ir por delante, pero vamos a ir como el que más", manifestó.

"Le sugiero que abandone la obsesión por buscar unanimidades", respondió, en cambio, el presidente del Partido Popular, José María Aznar, que volvió a solicitar una "reinterpretación" del tratado para que quede claro "el respeto a las culturas nacionales y a su tradición histórica". Y agregó: "La ciudadanía europea no debe además disolver la única ciudadanía real: la de cada país".

Aznar denunció también la "furia reglamentista de Bruselas" que en muchas ocasiones "es ridícula y generalmente es inoperante", pero no llegó a pedir que se recorten los poderes de la Comisión Europea, el órgano gestor de la CE. Felipe González dijo que "hay que evitar el peligre de convertir a la Comisión en el chivo expiatorio" y alegó que no se puede "reinterpretar lo que aún no se ha interpretado" porque el tratado aún no ha entrado en vigor.

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