Italia avanza hacia la huelga general en rechazo a las medidas de austeridad del Gobierno
Las tres grandes centrales sindicales italianas, CGIL, CISL y UIL, se pronunciaron ayer rotundamente en contra de las duras medidas de austeridad aprobadas el pasado jueves por el Gobierno, junto con los presupuestos del Estado para 1993. A las manifestaciones y convocatorias de huelgas incluso espontáneas, que amenazan con extenderse por toda Italia, los sindicatos añaden una propuesta alternativa, basada en la lucha contra el fraude fiscal y en el control de la inflación. Estas tensiones se suman y a a gravan las turbulencias financieras que ha soportado la lira esta semana.
"Inocuo e inadecuado ante la gravedad de la situación", es el juicio sumario que los sindicatos italianos han emitido en relación con el programa de austeridad propuesto por el Gobierno del socialista Giuliano Amato. Por si hubiera alguna duda sobre sus implicaciones, el veredicto concluye con una petición de nuevos mecanismos de defensa automática de los salarios frente a la inflación, lo que es tanto como decir que los acuerdo del último día de julio por el que las centrales renunciaron a lo sistema de actualiazación salarial conocido como escala móvil son ya papel mojado.Esta reacción ha sido tardía, porque, todavía bajo la impresión de la tempestad monetaria del pasado miércoles, los primeros comentarios sobre el plan de austeridad por parte de los secretarios del las centrales fueron extraordinariamente moderados, pues todos excluyeron el recurso a la huelga general.
La calle registró, en cámbio, de inmediato el malestar provocado en la población por medidas como la pérdida sustancial de prestaciones sanitarias a partir de una renta familiar de poco más de tres millones de pesetas al año y, en general, por un programa que ha suscitado numerosas denuncias de que el Gobierno pretende cargar el peso de la crisis sobre los asalariados que no pueden escapar al fisco.
Ya el viernes, se abrió paso todo un programa manifestaciones y huelgas surgidas en ramas de actividad y sectores, al que las tres grandes centrales e incorporaron sobre la marcha con un apretado calendario de paros totales por cuatro horas, que se irán trasladando por todas las regiones italianas a par tir del próximo martes.
Toque de guerra
Y en la noche de ese día, Bruno Trentin, secretario de la CGIL, dio el toque de guerra, al declarar que "aquel acuerdo del 31 de julio está muerto". Trentin no descartaba ya tampoco la huelga general, que quiere el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) como casi toda la variopinta oposición, a excepción de los republicanos que apoyan el plan del Gobierno. En su propuesta alternativa, los sindicatos echan por tierra el orgullo del Gobierno por el hecho de que los presupuestos aprobados el pasado jueves sean los primeros en los que el ahorro se persigue más a través de la reducción del gasto que del aumento de los ingresos, según ha reiterado Amato.
En vez de recortar los servicios sanitarios, el Gobierno debería suprimir el límite de las cotizaciones a la seguridad social vigente para los salarios más altos, razonan, por ejemplo, los sindicatos. También debería tomar medidas decisivas contra las posibilidades de evasión que tienen los trabajadores autónomos y los pequeños empresarios, señalan las centrales, que subrayan cómo las medidas de reducción del gasto acordadas por el Gobierno son de aplicación inmediata, aún pendientes de ratificación por el Parlamento, mientras que las de aumento de ingresos tienen forma de ley y quedan, por tanto, pendientes de un largo debate.
CGIL, CISL y UIL proponen, además, algunas medidas originales, como son: el bloqueo durante cierto tiempo de los precios con mayor incidencia en la inflación; la introducción medidas de ahorro forzoso, por vía de retención, sobre las empresas y los trabajadores, o la venta de todo el patrimonio inmobiliario del Estado dedicado a viviendas.
Criticas a Alemania
Con una orientación bien diversa, viene a coincidir en parte con las preocupaciones de los sindicatos el propio Carlo De Bendetti, presidente de Olivetti, quien, al analizar los acontecimientos de las últimas semanas en un artículo periodístico, concluye: "Los italianos, ingleses, españoles y así casi todos, quizás con la única excepción de los franceses, no pueden pagar con aumentos de su desempleo la contención del desempleo en Alemania del Este".
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