La devaluación elevará en 98.000 millones de pesetas la deuda de las compañías eléctricas
La caída de la peseta va a suponer a las compañías eléctricas un aumento de la deuda en 98.000 millones de pesetas si la situación se mantiene, según cálculos del sector. Esta cifra, que representa en torno al 10% de la deuda en divisas de las eléctricas, repercutiría en las cuentas de resultados de este ejercicio, según los planteamientos del plan general de contabilidad. Alguna eléctrica, por ello, podría quedarse sin apenas beneficios. Ante eso, el sector eléctrico ha planteado al Ministerio de Economía que permita trasladar a otros ejercicios parte de la deuda contraída.El comité económico de Unidad Eléctrica (UNESA), sociedad en la que se agrupan las compañías eléctricas y que preside Feliciano Fuster, se reunió con urgencia el jueves para analizar el alcance de la devaluación en sus balances. No en vano, este sector es el que mayor endeudamiento tiene en moneda extranjera, ya que representa la cuarta parte (25,7%) del total de su deuda. Las conclusiones de la mencionada reunión son altamente pesismistas. "La cifra resultante del quebranto que supone en la deuda total si la peseta continúa en esta situación está clarísima, 98.000 millones. Otra cosa es cuánto habrá que llevar a resultados", reconoce una fuente del sector.
Según esta fuente, el problema radica en que la normativa actual del plan general de contabilidad obliga a llevar directamente a la cuenta de resultados de este año lo que se intuye que va a representar pérdidas. Eso significaría que algunas empresas se verían obligadas a reducir sus dividendos e, incluso, a mermar su cuenta de resultados. El recorte superaría los 10.000 millones en FECSA y Sevillana; los 20.000 millones en Unión Eléctrica Fenosa, y los 40.000 en Iberdrola, según fuentes del sector.
La propuesta de UNESA, añaden las fuentes consultadas, es que Economía permita adaptar el plan a su situación específica, de manera que no tengan que reflejar todo el impacto en el ejercicio de este año. En concreto, han propuesto que en 1992 se refleje la repercusión de este año e, incluso, la de 1993. El resto, según esa propuesta, se iría cubriendo en años posteriores.
En cualquier caso, según analistas del mercado, muchas compañías pueden hacer frente a las pérdidas con las provisiones que tienen de otros años y que, en algunos casos, proceden de los beneficios potenciales reconocidos en balances como consecuencia, precisamente, de la apreciación de la peseta. El problema es para las empresas que no han podido provisionar. Las eléctricas, a pesar de que su dependencia en divisas es bastante alta, han reducido la dependencia exterior con respecto a principios de los ochenta, en los que alcanzaba el 40%. La fuerte subida del dólar provocó una crisis en el sector y obligó a cambiar la denominación de préstamos, principalmente a pesetas.
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